Observaciones Filosóficas - Revisión de la Teoría de los Polisistemas. De los Estudios Literarios a la Teoría de la Catástrofe; Una mirada al gusto de Bo Kampmann Walther
La Teoría de Polisistemas (TP) constituye la prédica esencial del Eje de Tel Aviv, con sede en el Porter Institute for Poetics and Semiotics, en Israel. Según esta teoría, el contraste entre versiones en L1 (lengua de origen) y L2 (lengua de llegada) (ver ‘Source Language [SL]’ y ‘Target Language [TL]’, en Shuttleworth & Cowie, 2004 [1997]: 157 y 163) se realiza en función de una idea de semiosis conjunta, con especial énfasis en la literatura traducida como ‘género independiente’ (ver Carbonell i Cortés, 1999 y Hatim, 2001). Al hablar de una conjunción de operaciones semióticamente complejas, se presume la existencia de sistemas en contacto y dinamismo continuo, como pueden ser la industria editorial, el subsistema de literatura traducida, la industria cinematográfica, etc.3.
Pero dicho contacto admite ser estudiado desde otro ángulo. En el ámbito de las ciencias exactas, desde el Niels Bohr Institute de Copenhague, Dinamarca, el físico Per Bak ha desarrollado el ‘modelo de la pila de arena’ (Bak, 1997: 2-3) para explicar fenómenos de la naturaleza desde el orden hacia la complejidad. Sus ideas se han conocido como ‘criticalidad auto-organizada’ (‘Self-Organized Criticality) [SOC] (Bak, 1997: 1-2). Y desde la Universidad de Syddansk (también en Dinamarca), Bo Kampmann Walther ha sugerido que la SOC puede plantearse como un paradigma para entender fenómenos de índole social (Kampmann Walther, 1999: 19). En esta páginas, sostenemos que la Teoría de la Catástrofe (TC), la SOC y los ‘modelos de autorregulación’ (ver “Into Systems”, “More Systems?” y “Translation as System”, en Hermans, 2004 [1999]) aplicables a los Estudios de Traducción (ET) constituyen una contraparte válida para expandir la TP y, a la vez, enriquecer sus aportes teóricos. Es interesante destacar que la TC y la SOC no han tenido en sus orígenes una articulación expresa con los modelos sistémicos de traducción. De allí que el ejercicio de acercamiento de la producción teórica de ambas teorías, los ET y la Semiótica tenga un carácter inaugural, sobre todo al plantearse luego del debate Tel Aviv - Bar Ilan.
En los ET existen, a grandes rasgos, dos tradiciones teóricas. Por un lado, están las teorías lingüísticas, formalistas y hermenéuticas, desarrolladas durante la primera mitad del siglo XX. Por otro, las teorías socio-históricas, nacidas a partir del ‘giro cultural’ que afecta a las distintas ciencias sociales desde fines de los años 70 hasta la actualidad. En esa década surgen dos escuelas en el campo de la traducción: el Eje de Lovaina o escuela de la Manipulación y el Eje de Tel Aviv, una de cuyas figuras fundacionales, Itamar Even-Zohar, presenta la TP. Fuertemente vinculada a la perspectiva analítica del Formalismo ruso y el Estructuralismo francés (ver “Polysystem Theory”, en Gentzler, 2004 [2001]) esta teoría propone entender los hechos literarios a través de distintos constructos, llamados ‘sistemas’, en contacto y dinamismo continuo (cf. Lotman, 1996: 35 y 46). Para explicarlo, se emplea una lógica de oposiciones binarias:
existen productos (textos en L1 y L2) o modelos canónicos (aceptados por la academia) y no canónicos;
tales productos circulan entre el centro (la academia y las instituciones que se apoyan sobre sus dictámenes) y la periferia del sistema (cf. Lotman, 1996:30);
hay actividades primarias (innovadoras) y secundarias (conservadoras) en constante pugna por conservar cierto grado de equilibrio entre la producción del centro y la periferia.
En el siguiente esquema, hemos graficado estas relaciones:
En forma casi paralela a Even-Zohar, Gideon Toury (1995) elabora la Teoría de las Normas (ver Hermans, 2004 [1999]: 75-77). Son éstas constantes dependientes de creencias, prácticas y restricciones externas a la esfera lingüística, influencias de tipo extra-textual, socio-cultural, que Toury denomina ‘normas’. Impuestas por la academia y las instituciones que legitiman las obras canónicas, las normas rigen el comportamiento de los diferentes repertorios literarios, o grupos de textos o autores a partir de los cuales se establecen las series literarias. Para la TP, la literatura traducida constituye una serie aparte (ver Carbonell i Cortés, 1999 y Hatim, 2001), influenciada por los repertorios que conviven en el centro o canon en el momento en que las traducciones entran en circulación. El repertorio de las obras traducidas a una L2, que pautan el producto elaborado y colocado en el mercado por las editoriales, se halla ‘normado’ por las expectativas de lectores ya educados en el consumo de una serie literaria mercadizada (ver “La literatura como bienes y como herramientas” y “Planificación de la cultura y mercado”, en http://www.tau.ac.il/~itamarez/works/papers/trabajos). Así, las normas son patrones recurrentes que determinan la regularidad del comportamiento traductor tanto en casos canonizados como en casos limítrofes, y a partir de los cuales hemos introducido la oposición binaria selectividad / exclusión (ver NOTA 2) (cf. “ciclicidad”, en Lotman, 1996: 36).
De la movilidad de los productos de traducción en los sistemas y de la tensión equilibrante que preordena la acción en el polisistema surge su designación más reciente de funcionalismo dinámico (ver “Factors and Dependencies in Culture: A Revised Outline for Polysystem Culture Research”, en http://www.tau.ac.il/~itamarez/works/papers). El dinamismo regulador del polisistema estabiliza el comportamiento de los productos de traducción (su producción, circulación y consumo) de manera funcional, es decir: a fin de que las relaciones sistémicas entre actividades secundarias (o conservadoras) y primarias (o innovadoras) preserven el diseño distribucional del centro, la periferia y sus zonas medias (ver “La literatura como bienes y como herramientas” y “Planificación de la cultura y mercado”, en http://www.tau.ac.il/~itamarez/works/papers/trabajos). En este sentido, la TP permite construir modelos sistémicos a partir de casos de estudio específicos; la sistemicidad de esos modelos los acerca a los ‘modelos de autorregulación’, tal como plantea Theo Hermans (ver “Into Systems”, “More Systems?” y “Translation as System”, en Hermans, 2004 [1999]) al correlacionar la organización sistémica en el campo de los ET con la de una disciplina más afín aún, la Sociología4.
En el marco de la TP, el concepto de transferencia designa un abarcador grupo de procedimientos o cambios que intervienen en la traducción. La transferencia conlleva una reconversión del soporte de significado: por un lado, la reconversión se materializa a nivel lingüístico en la reestructuración (ver Nida & Taber, 2004 [1969]) de una L1 a una L2; por otro, el soporte de significado puede coincidir, como ocurre en la traducción interlingüística (ver ‘Interlingual Translation’, en Shuttleworth & Cowie, 2004 [1997]: 82), o bien puede plantearse una modificación del soporte, por ejemplo en el traspaso de una novela al cine. Los cambios que intervienen en la transferencia se denominan obligatorios (de carácter lingüístico) y no obligatorios (de naturaleza no lingüística y, por ende, dependientes de factores culturales, como los repertorios y normas vigentes en el polisistema al que ingresa la versión original). Hasta aquí, serían éstas las herramientas conceptuales correspondientes a la formulación inicial de la TP.
Asimismo, existen otros tres conceptos que André Lefevere presenta en Translation, Rewriting and the Manipulation of Literary Fame (2004 [1992]) para explicar el devenir de las obras literarias una vez ingresadas al circuito de la traducción en la cultura de la L2. A continuación, se los describe e ilustra mediante el ejemplo de la traducción de una novela a una L2 y su reconversión al formato guionado para la industria fílmica (ver NOTA 2):
el mecenazgo se vincula a factores -sobre todo- económicos que rigen el comportamiento de la industria editorial y que -mediante la influencia ideológica sobre el repertorio- determinan cuáles son y cómo se aplican las ‘normas del producto’ o ‘normas de la expectativa’ (ver Chesterman, “Into Systems”, en Hermans: 2004 [1999]);
la ideología se manifiesta en la ubicación de las obras en L1 y L2 ya sea en el centro o la periferia de la academia y del consumo; además, se ve determinada por factores económicos que se dejan traslucir en las ‘normas iniciales’, según Toury (ver Toury, “Into Systems”, en Hermans: 2004 [1999]);
la poética consiste en un constructo integrado por el repertorio circulante y las variables ideológica y de mecenazgo, que dispondrán el papel que desempeña la literatura en cuanto sistema autosuficiente y, a su vez, vinculado con otros sistemas.
Con estos conceptos acerca del comportamiento y las regulaciones vigentes sobre los sistemas literarios en L1 y L2, Lefevere explica el origen de las decisiones traductoras que operan antes y durante de la traducción de un texto a la L2, así como las lecturas que posteriormente surjan de estas traducciones y las modificaciones a las que se vean sujetas las poéticas, es decir: los programas literarios de autores específicos sometidos a las variaciones que las normas traductoras imponen a la versión de sus obras en L2.
Con el transcurso del tiempo, la Teoría de las Normas y la Teoría de la Transferencia se integran a la propuesta teórica original del Eje de Tel Aviv a modo de anexos. Ambas teorías retoman el concepto de repertorio y refinan y complejizan las nociones de cambio y transferencia. Pese a ello, hacia fines de la década de 1990 se produce una crisis de corte epistemológico en el seno de la Escuela de Tel Aviv y sus grupos de estudio en el Porter Institute. Las diatribas arrojadas desde la Universidad de Bar Ilan por Rachel Weissbrod, al señalar la necesidad de incluir herramientas conceptuales de otras disciplinas para un análisis polisistémico acorde a la especificidad de los soportes de sistemas de significación actuales, inauguran ‘el debate Tel Aviv - Bar Ilan’5. En su artículo de 1998, “Translation Research in the Framework of the Tel Aviv School of Semiotics and Poetics”, Weissbrod expone el surgimiento y derrotero de la TP y condensa algunos puntos críticos para la teoría6:
El carácter periférico del lugar de surgimiento de la Teoría de Polisistemas. Si bien el Eje de Tel Aviv constituye un lugar vertebral para la tradición socio-histórica en ET, el carácter periférico de Israel con respecto al resto de los países de Europa central ha determinado, según Weissbrod, el relegamiento de la TP, frente a la intensa circulación que puede observarse en casos de teóricos procedentes o pertenecientes al Eje de Lovaina.
La quiebra entre la TP y el Estructuralismo francés. La TP se sustenta en el impacto del comportamiento de los distintos sistemas sobre la producción, circulación y el consumo de las traducciones, mientras que el Estructuralismo propone un análisis inmanentista del texto.
La falta de distinción entre teoría descriptiva y prescripción. La sucesión de tradiciones en ET, formalista/lingüística y socio-histórica, ha sido descripta como un pasaje de la prescripción a la descripción en el estudio de casos específicos. Sin embargo, Weissbrod advierte el trabajo prescriptivo que aún sustenta prácticas críticas enmarcadas por la TP (ver NOTA 4).
La concepción divergente del concepto de texto. Weissbrod advierte un destiempo entre el concepto de ‘texto’ de la TP y de otras teorías -vigentes y no tanto-, como el Deconstruccionismo, o bien ciertas líneas de la crítica literaria, por ejemplo: la crítica feminista o postcolonialista.
La solución de CONTINUIDAD DE LA TEORÍA. Como discípula del Eje de Tel Aviv y de Even-Zohar, Weissbrod se pregunta acerca de las posibilidades de continuidad de la TP en los términos en que tradicionalmente se la ha postulado y a partir de las aplicaciones que de ella se han hecho en una representativa cantidad de casos, como tesis de postgrado, artículos académicos, etc..
Por supuesto, validamos las dudas de Weissbrod en lo concerniente a la solución de continuidad de la TP y a la relación entre la teoría y el trabajo casuístico. Estas observaciones han partido las aguas en el seno del Porter Institute y han polarizado el campo de aplicación de la TP entre quienes se alinean en las formulaciones tradicionales de la teoría y quienes han comenzado a experimentar combinaciones entre la teoría y otras disciplinas. Por ejemplo, la Narratología Fílmica, los Estudios Fílmicos7 o, como procuramos mostrar aquí, la Semiótica y teorías conexas, pueden ir al encuentro de la TP en aquellos aspectos en que la teoría carece de categorías de análisis.
Por su parte, Theo Hermans en Translation in Systems. Descriptive and System-Oriented Approaches (2004 [1999]: 117-119) ha relevado algunas críticas a la TP (ver Nota 5) , enlistadas abajo:
El estudio de la traducción se convierte en el estudio de la historia cultural: Al apartarse de los propósitos de trabajo de la tradición lingüística-formalista, la TP se presenta como una teoría para comprender fenómenos culturales en general, y Even-Zohar, antes que traductólogo, puede ser considerado un semiótico de la cultura.
El uso de oposiciones binarias conduce a explicaciones altamente estructuradas de sistemas altamente estructurados: Como hemos expuesto, las oposiciones corresponden a centro / periferia, lo canónico / no canónico, actividades secundarias / primarias (a las que sumamos nuestro par selectividad / exclusión, relativo al lugar de los productos de traducción frente al repertorio y las normas vigentes).
Los estudios polisistémicos son abstractos y despersonalizados y corren el riesgo de volverse deterministas. Creemos que ésta es una curiosa afirmación, ya que la TP, que comparte una raíz común con el Estructuralismo francés, se aparta de esa tendencia precisamente por exceder la concepción del texto en sentido inmanente, y procurar explicaciones para la producción, la circulación y el consumo de las traducciones contenidas en sistemas, a modo de nichos sociales.
Los estudios polisistémicos se basan en una lógica objetivista que interpreta prácticas predeterminadas por sus resultados: Este punto deriva de los dos inmediatamente anteriores y sacude los principios de funcionamiento de todo modelo sistémico en ET, problematizando la estructura misma del modelo.
En su compendio de ensayos de1999, Meaning. Self-Organized Criticality, Emergence, Catastrophe Theory, and Linguistic Theory, Kampmann Walther indaga la generación de significado desde diversos paradigmas del conocimiento. Es necesario destacar el carácter preliminar, y quizá por ello prolífico, de sus estudios; en estos ensayos no se busca cerrar tesis sino apenas adelantar hipótesis alentadoras para el trabajo en la confluencia de disciplinas.
Kampmann Walther toma aportes de la obra How Nature Works. The Science of Self-Organized Criticality (Bak, 1997). Según Bak, en el mundo natural puede haber dos tipos de sistema: por un lado, existen sistemas en equilibrio, llamados ‘simples’; por el otro, sistemas complejos o ‘dinámicos’. Un sistema equilibrado, simple, puede presentar comportamientos aleatorios, lo cual desencadena el caos en el sistema; ahora bien, el desequilibrio da lugar al caos, un dinamismo complejo, generador de catástrofes en los sistemas. Por su parte, en los sistemas complejos pueden ocurrir catástrofes, productos de acciones continuas con resultados discontinuos. Además, el pasaje de una situación estable a un estado inestable genera caos; la aleatoriedad del comportamiento caótico puede volverse continua y dar resultados discontinuos (asistémicos) (ver Bak, 1997: 1-7 y 30-31). El carácter aleatorio o inesperado de aquello que tiene lugar en una sistema, y a lo cual sobreviene el caos, constituye un momento crítico; pero ese instante de ‘criticalidad’ puede reestabilizarse, pueden recomponerse las condiciones para el comportamiento sistémico, es decir: ‘auto-organizarse’. La ‘auto-organización’ que caracteriza el momento de criticalidad restituye, por un lado, la sistemicidad y crea, por otro, nuevas condiciones para definir el concepto de modelo aplicado al sistema. De hecho, es éste el punto álgido para una convergencia sin conflictos entre la TP y los aportes de Bak y Kampmann Walther: el momento de la criticalidad auto-organizada en los sistemas, que ocurre entre la aparición del caos y el devenir de la catástrofe, genera condiciones a partir de las cuales es imposible tanto la modelización como la predicción de los fenómenos (cf. ‘complejidad’ y ‘contingencia’, en Bak, 1997: 8-9). A continuación, observamos un esquema de los conceptos que anteceden:
Bak emplea el ‘modelo de la pila de arena’ para explicar la manera en que un sistema natural entra en caos, atraviesa un período de criticalidad auto-organizada y padece luego una catástrofe; esos tres momentos de la pila de arena, sobre todo el instante crítico intermedio, presentan configuraciones impredecibles, es decir: no modelizables. El hecho de que se tome un modelo para indagar un comportamiento no modelizable nos enfrenta con una contradicción y crea la necesidad de indagar cuál es el rol y la utilidad de los modelos.
La pila de arena se halla sujeta a avalanchas (ver Lotman, 1996: 32) que la alteran y generan dinámicas locales. Tales dinámicas dan cuenta de una emergencia global que podemos definir como la auto-organización de agentes en interacción, lo cual conduce a la formación de patrones estables que pueden variar en la forma, las propiedades y el tiempo (Kampmann Walther, 1999: 20) atribuibles a determinado fenómeno. Pero, como Kampmann Walther indica, la emergencia conlleva cambios cualitativos y equiparadores (Kampmann Walther, 1999: 20) , por lo cual puede entendérsela en consonancia con el concepto de estructura o con la necesidad de ‘estructurabilidad’ (Kampmann Walther, 1999: 24) . En relación con estos aspectos de la emergencia, puede postularse una contradicción en torno a la imposibilidad de modelizar que caracteriza el modelo de la pila de arena como paradigma para explicar el comportamiento de los sistemas naturales. De igual manera, resulta que la emergencia se presenta como “una posible teoría de lo imposible” (Kampmann Walther, 1999: 20), puesto que -en pro de la estructurabilidad- la emergencia se sostiene a partir de cambios constantes en el interior del sistema. En el siguiente gráfico presentamos estas ideas:
En el triángulo que ilustra el modelo de la pila de arena vemos la movilidad del sistema, sujeto a las fuerzas de energía potencial (desde el exterior), disipativa (desde el interior) y cinética (generadora de las dinámicas locales que, a su vez, establecen la condición crítica y el continuo estado de emergencia global en el sistema). Con la SOC como punto de partida para explicar un instante incierto de estructuración, reñido por la inminencia de la desestructuración, Kampmann Walther arriesga la formulación de un paradigma semiótico sostenido por los siguientes axiomas (Kampmann Walther, 1999: 19-20):
La SOC permite formular un modelo de estudio: La SOC permite construir un modelo sobre dos contradicciones, una de las cuales es admitirse como modelo para abordar fenómenos no-modelizables, no predecibles, debido al carácter aleatorio de los dinamismos locales. Así, esto podría ser razón suficiente para descalificar la capacidad modélica de la SOC.
La SOC se relaciona con cualquier otra teoría sistémica: Dado que la SOC constituye un dispositivo semiótico para explicar la emergencia del significado, puede aplicársela a los planteos de teorías sistémicas (y polisistémicas) sobre el significado.
La sistemas semióticos y naturales pueden entenderse a partir de los conceptos de ‘orden’ y ‘caos’: Kampmann Walther plantea una combinación de la SOC y una semiótica llamada ‘dinámica’. Como el autor, creemos que tanto el concepto de la SOC, como sus espacios de funcionamiento en sistemas naturales regidos por una emergencia intra- y extra-sistémica (Kampmann Walther, 1999: 26), pueden resultar herramientas válidas, extensivas a la indagación de sistemas semióticos. La SOC puede funcionar en el diseño de un sistema semiótico para la interpretación de la producción, circulación y consumo de traducciones, y combinarse -por lo tanto- con la TP.
La SOC permite comprender la emergencia en sistemas de estructuración compleja: De acuerdo con el autor, la SOC habilita la interpretación del funcionamiento de sistemas complejos que modelicen fenómenos sociales o pertenecientes al mundo natural. La emergencia atinente a estos sistemas (que, en el caso de la TP, se visualiza en el comportamiento dinámico de los productos de la literatura traducida) puede entenderse a partir del concepto de la SOC, empleándolo en forma metafórica como herramienta de análisis.
Como hemos dicho, a la SOC sobreviene la catástrofe en el sistema, es decir: un comportamiento discontinuo, resultante de acciones continuas. Cabe añadir que ese resultado aleatorio puede asociarse, en términos causales, con las ‘determinaciones de un repertorio cambiante’, que se halla -a su vez- sometido a las demandas de otros sistemas, como la industria editorial, fílmica, etc.. Por otro lado, y si bien ello excede los objetivos de nuestra propuesta, sería enriquecedor interrogar las líneas de investigación seguidas por Per Aage Brandt & Line Brandt, Svend Østergaard y Peer Bundgård, desde el Centro de Semiótica de la Universidad de Århus. Sus reflexiones constituyen intentos de explicar el comportamiento perceptual dinámico, no necesariamente regular sino cambiante, en los órdenes de las Artes Visuales, las Matemáticas y la Literatura8. Al postular abstracciones a partir de comportamientos catastróficos (‘complejos’), los modelos que podríamos derivar de sus aportes funcionarían en forma similar al modelo de la pila de arena que respalda el uso paradigmático de la SOC en las ciencias blandas, según Kampmann Walther (ver Bak, 1997: 8). A continuación, resumimos las cuatro secciones anteriores y agregamos algunas reflexiones conclusivas.
El debate Tel Aviv - Bar Ilan postula que la TP debe exceder sus fronteras, recurrir a herramientas ausentes en los escritos fundacionales de Even-Zohar y abrirse a nuevos campos de conocimiento (por ejemplo, el Análisis del Discurso, la Narratología Fílmica, los Estudios Fílmicos y Semióticos). En este sentido, hacemos eco de las observaciones críticas que Weissbrod arroja contra la TP y sostenemos que, ante la falta de categorías para abordar objetos de estudio diferentes a los que ocuparon a las figuras fundantes del Eje de Tel Aviv, pueden emplearse herramientas de abordaje sistémico de otras disciplinas. Es importante, en este caso, aprehender los modos de acceso al conocimiento mediante conceptos comunes a campos tan dispares como la Semiótica, la Física o la Biología, para rastrear -por fin- miradas epistemológicas comunes en distintas áreas del conocimiento y en relación con las características de sus objetos de estudio. Pero, dictaminada por casos particulares, la apertura hacia otros campos justifica la introducción de categorías de otras disciplinas sólo desde la casuística, lo cual descarta la incorporación estable de categorías a la TP o la reelaboración de categorías ya existentes (ver “From Translation to Transfer”, Weissbrod, 2004).
Hermans (2004 [1999]) vincula el tipo de modelización que propone la TP en ET con los ‘modelos de autorregulación’ procedentes de ámbitos como la Biología, y aplicados luego a la Sociología. De este modo, inscribe la TP y los modelos sistémicos, en general, en una tradición en la que figuran Niklas Luhman y Pierre Bourdieu (ver “Into Systems”, “More Systems?” y “Translation as System”, en Hermans, 2004 [1999]). Podríamos decir que se trata de una mirada compositiva de lo sistémico en las ciencias sociales, puesto que se busca reunir y familiarizar enfoques en distintos campos del conocimiento. Debemos advertir, además, que en uno de sus ensayos Kampmann Walther reflexiona acerca de la relación entre el concepto de auto-organización y autopoiesis en el mantenimiento de la armonía intrasistémica y la reducción de la complejidad como condición generada por factores del entorno (Kampmann Walther, 1999: 12) .
Hemos pensado que, trasladada al campo de los ET, la SOC puede arrojar luz sobre categorías como repertorio, cambio y transferencia, al emplear conceptos en torno a la criticalidad –por ejemplo, emergencia o catástrofe- de manera metafórica (cf. Lotman, 1996: 32). Así, tanto la TC como la SOC, es decir: el momento crítico previo a la producción de un resultado discontinuo en un sistema complejo y dinámico, podrían ayudar a optimizar modelos de traducción encuadrados en la línea sistémica. Pero creemos que la convivencia y convergencia de conceptos exigen ser aceptadas en el marco de los ET a fines de entender que los modelos sistémicos de traducción explican la producción, circulación y consumo de traducciones no sólo a partir de sus relaciones de equilibrio dentro del sistema y entre los sistemas, sino a través de rupturas y puntos de contacto en las fronteras de los mismos (ver Lotman, 1996). La novedad fundamental (sobre todo para casos específicos en ET) radica en que tales quiebras y deslices no responden a patrones, no se hallan sujetos a la predicción ni pueden modelizarse (cf. “El problema de las fronteras”, en Arán & Barei, 2006: 146-151).
Tomemos, por ejemplo, el concepto de género, cuya evolución ya ha sido postulada por Jurij Tynjanov, formalista ruso de profundo impacto en el pensamiento de teóricos posteriores, como Mijail Bajtin. El dinamismo en sentido diacrónico y sincrónico de los géneros y su ductilidad constituyen nociones fundamentales para la TP (ver “Polysystem Theory”, en Gentzler, 2001), que no podría plantear el desplazamiento de los productos de la traducción desde la periferia al centro sino a partir de ese presupuesto. Del mismo modo, la caracterización de las actividades en primarias (por vanguardistas) y secundarias (es decir: conservadoras) a la hora de calificar el amoldamiento o desajuste de los productos que van a ser traducidos a obras de repertorios canónicos o periféricos puede generar nuevos ordenamientos dentro de los repertorios y entre ellos. Pese a tratarse de actividades claramente estructuradas y hasta determinadas por el tratamiento que las obras antecedentes han recibido, comportamientos de este tipo son en gran medida impredecibles y no existe, en consecuencia, un modelo que abarque todas las combinaciones. De ahí que la criticalidad de los sistemas naturales nos parezca útil para entender esa cuota de inestabilidad que afecta el dinamismo del polisistema en ET. De igual manera, la emergencia y la discontinuidad, que provoca el surgimiento de patrones impredecibles en la SOC, pueden explicar la influencia altamente azarosa que ejercen sobre los productos de la traducción los mandatos de la industrialización y la mercadotecnia actuales en distintos sistemas, por ejemplo, el fílmico o el editorial (ver Nota 3).
En este cuadro se muestran los conceptos de mayor relevancia para la TP y la SOC, y se añaden debajo las principales críticas del artículo de Weissbrod (1998). A partir de ellas, estamos en condiciones de afirmar que se inaugura un horizonte de trabajo novedoso para todo caso de estudio enmarcado en la TP.
Por último, creemos que las combinaciones entre las oposiciones binarias de la TP (centro / periferia, lo canónico / no canónico, actividades primarias / secundarias) constituyen una explicación de primer orden; mientras que la combinación entre la TP y la SOC es una explicación de segundo orden9 (cf. Kampmann Walther, 1999: 25), a la manera de dos niveles epistemológicos desde los cuales observar la TP intra- y extra-teoría de los polisistemas. Pararnos por fuera de la TP para observarla nos permite comprender su vanguardia evolutiva en la convergencia con otras disciplinas.