Observaciones Filosóficas - J. Fodor, Dennett y Kuhn: El problema del “marco” como nudo teórico en las ciencias cognitivas
Partiendo de la relación general que se establece entre dos o más ciencias, denominada relación disciplinar, nuestro recorte enfatizará la relación disciplinar particular que se establece entre la filosofía y las ciencias cognitivas. La filosofía, por un lado, concebida como una disciplina autónoma, con sus propios métodos, problemas y objetos de estudio, goza de un canon tradicional, que quienes practican la filosofía respetan:
La filosofía no sólo se diferencia de otras disciplinas por ser distinta de ellas (al modo que la biología es diferente de la lingüística, digamos) sino que se diferencia de todas las disciplinas por la eminencia cognoscitiva y normativa de que goza. El canon consagra la excepcionalidad disciplinal de la filosofía.1
Sin embargo, cuando disminuye tal nivel de pretensión disciplinar, la filosofía manifiesta el intento de establecer diálogos con otras disciplinas. De manera particular, el diálogo que establece actualmente la filosofía con las ciencias cognitivas ha aumentado notoriamente en estas últimas décadas, a través de tres maneras distintas: contribuyendo a su desarrollo, evaluándolas desde un punto de vista crítico o consumiendo sus hallazgos y marcos teóricos.2
Estas tareas de la filosofía para con las ciencias cognitivas, contribuir, evaluar y consumir, corresponden a las tareas de la “zona de interfaz” entre la filosofía y las ciencias cognitivas, como denomina E. Rabossi3 al área de intersección entre varias disciplinas:
El término «Interfaz» proviene del inglés «interfaz», superficie de contacto, y que su significado en la Electrónica es «zona de comunicación o acción de un sistema sobre otro». El Webster nos dice que una de la acepciones de «interface» es «the facts, problems, considerations, theories, practices, etc., shared by two or more disciplines, procedures or fields of study: the interface of chemistry andphysics> [los hechos, problemas, consideracio-nes, teorías, prácticas, etc., compartidas por dos o más disciplinas, procedimientos o campos de estudio: el «interfaz» de la química y la física]. También recoge el uso en computación: «equipment or programs designed to communicate information from one system of computing devices or programs to another» [equipo o progra-mas diseñados para comunicar información de un sistema de mecanismos de computación o programas a otro].4
De entre estas tareas, atenderemos de manera especial a la relación de consumo de la filosofía para con los últimos hallazgos de las ciencias cognitivas, particularmente de aquellos hallazgos que emergen dentro del enfoque dinámico de las ciencias cognitivas. Esta relación de consumo no consiste solamente en aceptar, sin crítica mediante, el saber científico que las ciencias cognitivas aportarían a la filosofía, sino en admitir que hay resultados científicos que pueden tener un uso filosófico directo.5
Proponemos de manera particular, como “nudo teórico” dentro de la zona de interfaz seleccionada, un viejo problema de la filosofía de la mente, el problema de marco, para evaluar si la filosofía podría consumir actualmente algunos hallazgos emergentes de las ciencias cognitivas, para la resolución, si es que lo hay, de este problema en particular.
Es decir, ubicados entonces dentro de la zona de interfaz entre filosofía y ciencias cognitivas, nos preguntamos, desde al progreso de las ciencias cognitivas: ¿podrían influir estos hechos en la resolución de un viejo problema de la filosofía, como ser el problema de marco?; ¿podría la filosofía “consumir” los nuevos hallazgos y marcos teóricos de las ciencias cognitivas para la resolución de uno de sus viejos problemas? Creemos que esto sería posible, pues consideramos que el problema de marco podría ser solucionado desde el enfoque dinámico (emergente) de las ciencias cognitivas, complementado con algunos aportes del enfoque clásico (es decir, desde una “posición híbrida”, la cual desarrollaremos luego). De esta manera, y a nuestro entender, el enfoque emergente de las ciencias cognitivas, junto con algunos aportes clásicos, reflejarían el mejor escenario donde la tarea de consumo por parte de la filosofía, dentro de nuestra zona de interfaz, podría lograrse de manera efectiva.
A continuación, analizaremos nuestra interpretación del problema de marco entendido como “nudo teórico” entre la filosofía y las ciencias cognitivas, exponiendo la interpretación de Jerry Fodor. Hemos seleccionado en particular a este autor pues creemos que está ubicado de manera especial dentro de la zona de interfaz que hemos elegido. De manera general, el autor afirma que la resolución del problema de marco es condición para el progreso de las ciencias cognitivas, estableciendo así un puente (nudo teórico) entre las dos disciplinas que forman parte de nuestra zona de interfaz.
Luego, intentaremos responder a nuestra pregunta acerca de si es posible que los nuevos marcos teóricos de las ciencias cognitivas sean consumidos por la filosofía, analizando la posibilidad de que el problema de marco sea resuelto por una nueva posición híbrida.
Creemos que aunque la relación de interfaz entre la filosofía y las ciencias cognitivas, pueda ser complicada y aún no sólida en su fundamentación última, ésta puede ser interesante y prometedora a la hora de tratar algunos viejos problemas de la filosofía de la mente, desde una nueva mirada interdisciplinar. El nuevo abordaje interdisciplinar de estas dos disciplinas sobre el tratamiento del problema de marco refleja, de manera singular, cómo actualmente, y especialmente desde el enfoque emergente de las ciencias cognitivas, se han alcanzado varios logros en la búsqueda conjunta de soluciones a varios problemas, destacando especialmente en nuestro trabajo la tarea de consumo que la filosofía podría hacer de los nuevos marcos teóricos de las ciencias cognitivas (sin desestimar los aportes anteriores) para con la solución de un viejo problema.6
El problema de marco es uno de los grandes problemas de investigación que desvela tanto a científicos de las ciencias cognitivas, como a filósofos de la mente. El problema de marco se originó dentro de la Inteligencia Artificial (IA)7 cuando los investigadores en esta área intentaron construir sistemas de computación que imitasen la conducta humana. Allí aparecieron dos grandes problemas: i) El crear un sistema que tenga la información almacenada de modo tal que el sistema pueda acceder a la información correcta y relevante en el tiempo apropiado; ii) El conseguir que ese sistema reconozca los rasgos importantes del entorno dada la tarea que se lleve a cabo.
Las personas podemos “ver” rápidamente las consecuencias relevantes de ciertos cambios en una situación dada y comprender qué es lo que está sucediendo. También extraemos conclusiones de manera efectiva, aunque a veces también erróneas, aún cuando esto signifique retractarse o adoptar nuevas creencias. El problema de marco surge entonces cuando se intente modelar estas habilidades desde un punto de vista computacional. La pregunta es: ¿cómo conseguir que el sistema reconozca sólo los rasgos relevantes del entorno y acceda a la información correcta y necesaria desde el cúmulo de información que posee para, finalmente, poder actuar de manera inmediata dada una determinada tarea?
Si bien describimos al problema de marco a través de esta dificultad, lo primero que suele señalarse es la multiplicidad de definiciones que se han presentado y la falta de acuerdo con respecto a cómo describirlo. Son varias las dificultades que se presentan al querer definir el problema, y son varios los subproblemas que se desprenden de éste (el problema de la calificación, el problema de la ramificación, el problema de la predicción temporal y el problema de la inercia, entre otros) los cuales, muchas veces, son confundidos con el problema de marco en sí mismo. Si bien creemos que es importante su tratamiento detallado8, no nos detendremos en estas dificultades por cuestiones de espacio. Aunque, en cuanto al origen del problema de marco hay acuerdo en que éste problema se ha originado dentro de la IA, los filósofos de la mente han modificado e interpretado el mismo problema de varias maneras, atribuyéndole una complejidad mucho más profunda: ¿cómo podemos explicar nuestra aparente habilidad de tomar decisiones racionalmente solamente teniendo como base lo que es pertinente frente a una situación continuada sin tener que considerar explícitamente todo aquello que no es pertinente?
El problema de marco libró una batalla entre investigadores de Inteligencia Artificial y filósofos que, si bien ha sido importante en los años ochenta y noventa, aún hoy existe. Si bien, en cuanto a los problemas técnicos-formales que el problema de marco ha postulado a partir de su origen, en lo que respecta a su solución lógica, están hoy en gran parte resueltos9, el problema de marco es aún hoy objeto de especial atención por parte de filósofos e investigadores de las ciencias cognitivas.
Particularmente, y dados nuestro propósito, podemos encontrar algunos trabajos10 los cuales, efectivamente relacionan el problema de marco con las ciencias cognitivas. Si realizamos un rastreo bibliográfico de estos trabajos, podemos observar que todos ellos citan al filósofo J. Fodor, como uno de los mayores exponentes del tratamiento del problema de marco, junto con Daniel Dennett. De manera particular, Fodor ubica el problema de marco precisamente en el puente que une a la filosofía con las ciencias cognitivas, asumiendo un particular pesimismo: la no resolución del problema de marco limitaría el progreso de las ciencias cognitivas. Veamos en detalle tal pesimismo, y evaluaremos luego si, eventualmente, tal pesimismo podría superarse.
Haremos entonces referencia al filósofo J. Fodor quien, como ya hemos mencionado, le ha otorgado una importancia fundamental al problema de marco. Creemos que este autor ilustra particularmente nuestra interpretación del problema de marco como nudo teórico, pues su interpretación del problema se encuentra precisamente en el puente que une a la filosofía con las ciencias cognitivas. Además es notoria su actitud frente a esta zona de interfaz: el progreso de las ciencias cognitivas estaría limitado por la no resolución del problema de marco. Precisamente es nuestro objetivo analizar si, desde la tarea de consumo que la filosofía podría hacer del nuevo enfoque de las ciencias cognitivas, tomando en cuenta también los aportes del enfoque clásico, podría lograrse una solución al problema, superándose así su pesimismo frente al no progreso de las ciencias cognitivas.
Podemos comenzar presentando algunas de las definiciones que presenta Fodor acerca del problema de marco:
“The Frame Problem is just [the problem when to stop thinking] from an engineer’s perspective.”11
"The frame problem is the Hamlet's problem: when to stop thinking.”12
“The problem of formalizing the distinction between "kooky facts" and "computationally relevant ones.”13
"Just the problem of nondemonstrative inference.”14
"The problem of formalizing our intuitions about inductive relevance."15
"The frame problem is too important to leave it to the hackers.”16
Ahora bien ¿cuál es la interpretación que hace Fodor del problema de marco? De manera general, para Fodor la TCM (teoría computacional de la mente) es la mejor teoría del conocimiento del que se dispone actualmente y la única merecedora de un análisis serio. Efectivamente, hay hechos de la mente que esta teoría (enfoque clásico) da razón y que sin ella, no tendríamos otro modo de explicarlos. Según sus palabras: “Hay todo tipos de razones para suponer que, por lo que respecta al conocimiento, la teoría computacional es parte de la verdad.”17
Pero también para el autor esta teoría está lejos de constituir una explicación completa del funcionamiento de la mente pues esta teoría sólo ocupa un fragmento de una psicología completa y satisfactoria, de manera tal que “los problemas más interesantes, y sin duda, los más difíciles, no podían recibir mucha luz de ningún tipo de teoría computacional imaginable hasta el momento.”18 De alguna manera, su interés es reflejar que hay de cierto y que de falso en la idea de que la mente es un ordenador.
Es aquí donde entra en escena el problema de marco. Este problema precisamente, refleja, entre otras cuestiones “lo que hay de falso” para el autor, pues considera que el problema de marco no podría ser solucionado desde el enfoque clásico. Según Fodor:
El problema de marco es el nombre de un aspecto de la cuestión que se refiere a cómo conciliar una noción local de la computación mental con el aparente holismo de la inferencia racional; en particular, con el hecho de que la información pertinente a la solución óptima de un problema abductivo puede provenir, en principio, de cualquier parte en la red de nuestras anteriores convicciones epistémicas. Desde mi punto de vista lo que hace tal difícil comprender el conocimiento es, en buena medida, el problema de marco.19
En función de las características propias de sistemas modulares y sistemas centrales, Fodor advierte que las perspectivas de progreso en la investigación de las ciencias cognitivas, estarán limitadas mientras no se progrese igualmente en la comprensión teórica de sistemas centrales.
A partir de estas afirmaciones, ubica al problema de marco, como el gran caballo de batalla, pues, precisamente éste trata sobre “cómo acotar la cantidad y el tipo de información que es relevante para la actuación de sistemas centrales (isotrópicos y quineanos) en una situación determinada20”
En su libro, “La mente no funciona así: alcances y limitaciones de la psicología computacional”21 Fodor argumenta que aunque el computacionalismo parece ser exitoso al explicar los procesos modulares, falla en explicar lo que él denomina “sistema central”:
“By a “central system” Fodor has in mind a non-modular, domain general subsystem in the brain in which information from the different sense modalities is integrated, deliberation occurs, and behavior is planned.”22
De acuerdo a Fodor, las ciencias cognitivas en general y la teoría computacional de la mente en particular, no fueron capaces aún de explicar tal sistema central y la principal razón, entre otras, es debido al problema de marco, el cual a veces se lo llama el problema de la globalidad o el problema de la relevancia:
According to Fodor, cognitive science, and CTM [TCM en castellano] in particular, will be unable to explain the central system. The main reason is due to a version of Frame Problem, which we shall call “The Globality Problem”. It arises from the thought that beliefs have certain “global properties” that are relevant to cognition. “Global properties” are properties that particular beliefs (or other attitudes) have that are supposed to be determined by the nature of an attitude set which they are members of. 23
Most philosophers consider the Frame Problem to be the problem of how to locate a computational theory of how humans determine what is relevant. (In light of this, it is sometimes called “The Relevance Problem”).24
De esta manera, el problema de marco, relativo a la influencia del contexto y la relevancia, no es un asunto que las ciencias cognitivas puedan evitar ya que el investigar y resolver estas cuestiones constituye precisamente uno de sus objetos básicos de su estudio. El escapar de este problema atendiendo solamente a los procesos modulares, no tiene mucho sentido pues la mayor parte de los trabajos de investigación que quedan por resolverse están relacionados con el asunto de la globalidad. Queda entonces resolverlo, pero el enfoque clásico, según Fodor, no podría lograrlo. No debería sorprendernos entonces el pesimismo de Fodor, el cual creemos podría ser superado, sino debilitado, considerando los nuevos hallazgos del enfoque dinámico de las ciencias cognitivas, junto con aquellos viejos aportes del enfoque clásico.
De lo dicho en el apartado anterior, podemos afirmar que el mismo Fodor reconoció, dentro de la perspectiva clásica de las ciencias cognitivas, que el problema de marco se encontraba fuera del alcance de ese enfoque, tanto para su tratamiento como para su solución. Esta problemática, entre otras, del enfoque dominante en esa época no impidió el desarrollo y preeminencia del enfoque clásico. Creemos necesario en este punto hacer una aclaración epistemológica acerca de los enfoques mencionados. Particularmente creemos que la posibilidad de suponer al enfoque dinámico un nuevo paradigma se corresponde con un uso inapropiado de las ideas de Kuhn. De manera muy resumida, a veces se utiliza el concepto de paradigma de manera inapropiada. En La estructura de las Revoluciones Científicas (1969)25, Kuhn eligió la palabra “paradigma” para aplicarla en el análisis de algunas ciencias muy desarrolladas, como la astronomía o la física y no para aplicarla a otras disciplinas como las Ciencias Cognitivas o la filosofía. El concepto de paradigma surge, pues, para caracterizar, precisamente, la madurez de las primeras disciplinas, frente a otras, como las ciencias sociales. En esa obra sostuvo fundamentalmente que durante el período de ciencia normal hay un único paradigma vigente. En una misma disciplina no pueden convivir varios paradigmas simultáneamente, aunque en períodos de crisis pueden rivalizar distintos candidatos a ser futuros paradigmas, como lo puede ser el enfoque situacional y el enfoque clásico de las Ciencias Cognitivas. Incluso esta competencia entre enfoques es actualmente una estrategia de varios autores (Gomila y Calvo, 2008) para dar cuenta de las ventajas y desventajas de cada uno de ellos. Kuhn afirmó enfáticamente que tales rivales son inconmensurables e incompatibles; por lo tanto, no puede haber algo así como una armonización o complementación de dos paradigmas, aunque sí una competencia entre enfoques. En todo caso, la identificación de los paradigmas solamente surge de la tarea del historiador de la ciencia. Ante las objeciones, Kuhn fue debilitando sus tesis, a tal punto que abandonó el uso del término “paradigma”, al tiempo que indicaba que sus ideas habían sido mal interpretadas y exageradas por quienes habían adoptado ese término (veáse al respecto el reportaje a Kuhn que se publicó en el número de la revista Scientific American de mayo de 1991)26. Por lo tanto y de acuerdo a estas aclaraciones, no creemos que el enfoque dinámico sea un nuevo paradigma, sino que es un nuevo enfoque que ofrece ciertas ventajas para el análisis de algunos viejos problemas como lo es el problema de marco.
Creemos que actualmente existe un nuevo enfoque, y no un nuevo paradigma, a saber el enfoque “dinámico” de la cognición, el cual vino a compartir la zona de interfaz entre la filosofía y las ciencias cognitivas, asumiendo con el enfoque clásico de manera conjunta los mismos problemas y el mismo desafío por resolverlos, particularmente para nosotros del problema de marco.
Este “nuevo enfoque en las ciencias cognitivas” coincide en el rechazo, total o parcial, del enfoque clásico y en la necesidad de prestar atención a aspectos que el enfoque clásico no había atendido. Creemos que entre estos aspectos, son de especial interés, particularmente para una posible resolución del problema de marco: la temporalidad de los procesos cognitivos, el componente cognitivo de las emociones y, entre otros, el interés de la interacción entre el cerebro, el cuerpo y el contexto en la configuración de las capacidades mentales, las cuales, finalmente, son aquellas que permiten nuestro actuar cotidiano (cuestión relacionada directamente con el problema de marco).
El enfoque dinámico de las ciencias cognitivas, constituido por varias perspectivas alternativas27, ha retomado y renovado el interés por la búsqueda y el estudio del problema de la mente y, de entre ellos, del propio problema de marco. La amplitud de temas y problemas a los cuáles se han aplicado las ideas del enfoque dinámico, es testigo del impulso que este enfoque está desarrollando actualmente en todo el campo de la filosofía cognitiva.
Aunque a través de las distintas perspectivas “dinámicas” se pueden encontrar varias diferencias, es nuestro propósito salvar estas discrepancias, atendiendo a sus presupuestos generales. Las características que capturan las tendencias centrales del enfoque dinámico, y que creemos podrían ser “consumidas” por la filosofía para la resolución del problema de marco, son (Clark, 2008): i) la interacción y el dinamismo como postulados centrales para comprender al sistema cognitivo, ii) la interacción dinámica enmarcada en un cuerpo, iii) la percepción activa (enactiva) y la acción perceptualmente guiada y iv) la comprensión simultánea de factores corporales, neurales y ambientales que interactúan en tiempo presente.
Ahora bien, ¿es posible que este nuevo marco teórico que ofrece el enfoque dinámico de las ciencias cognitivas, a través de su actual y acelerado progreso, logre ofrecer nuevas herramientas para que la filosofía “consuma” estos nuevos hallazgos y pueda, particularmente, superar el pesimismo de Fodor con respecto a la no resolución del problema de marco? En otras palabras: ¿podría solucionarse un problema filosófico (el problema de marco) si la filosofía consumiese, específicamente, algunos de los hallazgos que surgen del nuevo marco teórico de las ciencias cognitivas?
Creemos que esto ya se ha logrado en parte, al ver las distintas soluciones que se han postulado desde el enfoque dinámico28, pero que, sin embargo, lograría su total superación si fuese posible lograr complementar el enfoque dinámico (y sus nuevos hallazgos) junto con el enfoque clásico (y sus viejos aportes), ubicando así a ambos enfoques de forma conjunta, y no excluyendo a ninguno de ellos, dentro de la zona de interfaz seleccionada. Veamos sintéticamente algunas de las soluciones del problema de marco que se ha ofrecido solamente desde el enfoque dinámico para luego, proponer un nuevo enfoque en donde, tal vez, se logre resolver totalmente el problema de marco.
Podemos destacar tres “tipos” de soluciones que se han planteado desde el enfoque emergente de las Ciencias Cognitivas para el problema de marco, considerando para tal división algunas de las características que el nuevo enfoque aporta, atendiendo también el grado de estimación que éste propone con respecto al enfoque clásico. El primer tipo de soluciones destaca la relevancia del contexto y la no dependencia de un ejecutivo central, desestimando totalmente el enfoque clásico; el segundo tipo destaca el papel de la emoción en la configuración de nuestras actividades mentales y en nuestro actuar cotidiano, rechazando totalmente el rol de la emoción que el enfoque clásico ha propuesto, y el tercer tipo, el cual se acerca a nuestra propuesta “híbrida”, propone claramente para la solución del problema de marco combinar los aportes de la neurociencia computacional pero integrada ahora con la descripción de los procesos dinámicos de nuestra cognición, lo cual refleja un rechazo parcial y no absoluto de la perspectiva clásica.
Resumidamente entonces señalaremos las propuestas que el enfoque dinámico ha propuesto para la resolución del problema de marco. Solamente nos remitiremos a señalarlas, sugiriendo que estas soluciones del enfoque dinámico han superado en parte el pesimismo de Fodor con respecto a la solución del problema de marco, lográndose superar en su totalidad, tal vez, desde una nueva posición híbrida.
Dentro del primer tipo de soluciones que hemos distinguido anteriormente, podemos encontrar al modelo alternativo denominado GWT (Global Workspace Theory) aplicado al problema de marco, el cual se enfrenta (y supera) algunos de los desafíos particulares planteados por Fodor para la resolución del problema de marco. Específicamente esta teoría, complementada con aquella que postula A. Clark (2002) con respecto al problema de marco, y con la visón de Wheeler (2008) en cuanto a la relación contexto-cognición, parecería explicar cómo un sistema modelable computacionalmente puede enfrentarse con la asignación de ruta de los inputs y con problemas de selección heurísticos sin la necesidad de un ejecutivo central (es decir, sin afectarse con el problema de marco).
Aquellas operaciones que suponen un alto nivel de inteligencia, es decir, aquellas operaciones que son flexibles, voluntarias y que son dependientes de un conjunto de conocimiento, son atribuidas, de acuerdo a la explicación cognitivista, a un “ejecutivo central”, a una especie de “homúnculo inteligente”, y que, por lo tanto, ya no pueden ser explicables en términos puramente formales, computacionales. Es decir, así como la IA depende de un programador que formaliza y codifica a través de un programa determinado el conocimiento del que se dispone previamente, el cognitivismo necesita apelar a un ejecutivo, o a un sistema supervisor, cuya naturaleza queda pendiente de explicación. Creemos que la falacia del homúnculo, otras paradojas relacionadas y, particularmente, dados nuestros propósitos, la “infección” del problema de marco, se disuelven tan pronto como reconocemos que no es preciso remitir toda actividad (pero sí algunas y con ello reconociendo el no destierro del ejecutivo central en las soluciones al problema de marco) de revisión o control a un supervisor de orden superior (el cual generalmente está caracterizado como jerárquicamente privilegiado y distanciado). Precisamente el enfoque dinámico, ha aportado descripciones de nuestra actividad mental que hacen innecesario remitir toda actividad a un ejecutivo central, agregándose la relevancia que éste postula con respecto al contexto y a la dependencia que la configuración de nuestras actividades mentales tiene con respecto al contexto inmediato.
En el segundo tipo de relaciones, en relación al papel de la emoción y su interacción con nuestra cognición (aspecto que considera el aspecto dinámico de la cognición, dejado a un lado, según esta perspectiva, por el cognitivismo) la hipótesis de los marcadores somáticos de Damasio, sugiere también un modo de enfrentarse al problema de marco29. La teoría de los marcadores somáticos, de manera general, refleja que la emoción informa e influye en las razones prácticas y en la toma de decisiones de maneras relevante.
En tercer y último lugar, se podrían tomar como referencia algunos estudios de neurociencias “clásicos30 que podrían ayudarnos a describir los procesos “dinámicos de nuestra cognición”, y a solucionar el problema de marco, atendiendo a nuestro supuesto acerca del cual el enfoque dinámico ofrecería herramientas útiles para resolver el problema de marco pero integrando también algunos elementos clásicos. También se pueden encontrar, algunos “modelos” teóricos que consideran un ejecutivo central (clásicamente) pero permanecen dentro de un contexto “dinámico.”31
Luego de señalar algunas de las distintas soluciones que se han postulado desde el enfoque dinámico32, las cuales, a nuestro entender, superan en parte el pesimismo de Fodor, proponemos que tal pesimismo se lograría totalmente si fuese posible lograr complementar los nuevos y viejos aportes de ambos enfoques, correspondientes al enfoque dinámico y clásico de las ciencias cognitivas.
Nuestra propuesta se ubica dentro del campo de las neurociencias. Creemos que algunos desarrollos que se han promovido desde el campo de la neurociencia no han sido considerados desde Fodor y que tal vez, desde estas prácticas se pueda resolver el problema de marco.
Sostenemos que la integración que hemos propuesto a lo largo de nuestro trabajo, podría lograrse a través de un nuevo enfoque, al que denominaremos, neurociencia embebida-encarnada, donde se podría promover el desarrollo, y progreso, de las ciencias cognitivas. Este enfoque sostiene que los mecanismos neurales realizan dos grandes tipos de funciones: las funciones del tipo cognitivas (enfoque clásico), las cuales ayudan en la emergencia del comportamiento inteligente y otro “tipo” de funciones (que responden al enfoque dinámico y que Fodor no ha considerado), las cuales difieren de las anteriores en cuanto al modo en que se relacionan con el mundo externo, cuestión crucial para la solución del problema de marco.
Este enfoque postularía una posición híbrida (posición a la cual adherimos) en la cual se mantendrían algunos elementos del enfoque clásico de las ciencias cognitivas pero también donde se agregarían nociones tales como corporeización, situación, contexto, tiempo real, (mente-cuerpo y mundo como menciona Varela (1990)33 y que corresponden al enfoque dinámico) que permitiría así integrar ambos enfoques y sostener ciertos mecanismos dinámicos que podrían describir, finalmente, cómo los agentes incorporados interactúan con su entorno, es decir, como se comportarían frente a la complejidad del mundo real. Claramente es en este escenario desde donde, creemos, se pueda arribar a una posible solución del problema de marco: la neurociencia embebida-encarnada, lograría, tal vez, la integración concreta, a través de sus prácticas, de los distintos elementos teóricos que corresponden a los distintos enfoques de las ciencias cognitivas. Se facilita así una zona de interfaz más efectiva en cuanto a la solución de algunos problemas que, desde solamente el enfoque clásico, han quedado aún pendientes y que desde solamente el enfoque dinámico no podría lograrse. Veamos con más detalle nuestra propuesta, la neurociencia embebida-encarnada. De manera general, podemos afirmar que la neurociencia computacional (Houdé et al. (2003))34 apunta a elucidar cómo los procesos cognoscitivos son llevados a cabo dentro del el cerebro. Su propósito revela el compromiso de aquella postura filosófica que sostiene, de manera general, que conocer es algo que el cerebro hace. Claramente, esta postura es aquella que corresponde al enfoque clásico de las ciencias cognitivas. Desde los años noventa, filósofos y científicos cognitivos han empezado a cuestionar esta posición, argumentando que el cerebro solamente constituye uno de los varios factores que contribuyen a nuestros varios procesos cognitivos, pues hay otros factores, como el cuerpo y el mundo que intervienen. Esta postura corresponde, de manera general, a aquella a la que hemos denominado enfoque dinámico de las ciencias cognitivas, en donde se incorporan estos otros factores. Dentro de este enfoque, se encuentran algunos enfoques particulares, como hemos visto en referencia a las distintas soluciones del problema de marco desde el enfoque dinámico, desde donde sólo se postula un rechazo parcial del enfoque clásico (pues no desestima el factor cerebro). Uno de estos enfoques es el que considera a la cognición como incorporada-embebida (embodied embedded cognitive (EEC))
Visto desde un punto de vista práctico, parece ser que en la actualidad no parecen encajar ambas perspectivas, la neurociencia computacional y la EEC por lo cual parecería pertinente cuestionarse si realmente podría alcanzarse una variante de la neurociencia computacional de manera tal que sus nuevas metas se acerquen más, o sean más análogas, a aquellas que postula el enfoque EEC. Este tarea, tratar de conciliarlas, es clave para nuestros propósitos, pues si tal conciliación teórica es lograda, nuestro objetivo, superar el pesimismo de Fodor con respecto a la no resolución del problema de marco, e ilustrar cómo la filosofía podría consumir estos nuevos hallazgos para la resolución de sus problemas, podría lograrse. Supuesta la posibilidad de conciliar en la práctica ambos enfoques, nos podríamos preguntar, más concretamente: ¿podría lograrse, a través de la neurociencia embebida-encarnada la superación definitiva del problema de marco? Este cuestionamiento se refiere a la relación agente-mundo que el enfoque cuestiona fundamentalmente, y que nosotros creemos se orientaría también a la posibilidad de resolución de algunos problemas que involucran a dicha relación, como el problema de marco:
Claro está tal alternativa no determinará que la solución definitiva del problema de marco se encuentra en esta posibilidad de manera categórica sino que, tal vez, es desde este nuevo escenario desde donde se vislumbraría la solución del problema de marco, reflejándose claramente el carácter prometedor de nuestra zona de interfaz y la tarea de consumo que la filosofía podría realizar de manera efectiva, Claro está, enfatizamos en nuestro trabajo la tarea de consumo, pero las tareas de contribución y evaluación de la filosofía no están ajenas en esta zona de interfaz, sino que al contrario, se complementan mutuamente.
Recordemos que las ciencias cognitivas están todavía en un proceso de autodefinición y maduración y que, dada la complejidad y el carácter abierto de su objeto de estudio, y los enfoques que hemos visto la atraviesan, este proceso necesita la adopción de fundamentos cada vez más firmes y completos que integren los procesos cognitivos como una actividad que se produce a través de la interacción entre cognición-cuerpo y mundo. Creemos que hay una necesidad de establecer y fundamentar supuestos comunes sólidos entre los enfoques que la atraviesan, para lograr la solidez de la zona de interfaz seleccionada.
Si podríamos “encajar” en la práctica científica los propósitos de la neurociencia computacional con aquellos que el enfoque de la EEC defiende, tal vez, el problema de marco pueda solucionarse sosteniendo aquellos viejos postulados que el enfoque clásico ha defendido para su solución, pero integrando también las novedosas características que el enfoque dinámico ha ofrecido como herramientas útiles para su solución. Ésta ha sido nuestra posición a lo largo de nuestro trabajo: suponer que una nueva posición híbrida con respecto a la solución del problema de marco podría superar el pesimismo de Fodor, sosteniendo que sólo desde la concordancia de ambos enfoques en general, a través de la investigación en neurociencia dentro de nuestra zona de interfaz podría, tal vez, se logre la solución de un problema filosófico. Esto ilustraría, finalmente, cómo un problema filosófico podría solucionarse a partir de los nuevos hallazgos que las ciencias cognitivas proponen actualmente.
Utilizamos la metáfora entonces de la neurociencia embebida-encarnada como guía para establecer el rol que creemos debe asumir el cerebro con respecto al comportamiento humano, complementándola con la metáfora computacional del cerebro como un dispositivo de procesos de información. La combinación de ambas metáforas, claramente, es la que creemos nos inspira en la búsqueda de la solución total del problema de marco, atendiendo a la integración de las soluciones parciales que ambos enfoques han ofrecido, siempre dentro de la zona de interfaz que hemos seleccionado y atendiendo a la relación de consumo que esta establece.
Uno de los rasgos que suele asociarse con las ciencias cognitivas es el convencimiento de la gran utilidad de los estudios interdisciplinarios (Schunn et al. (1998))35, y el deseo de que las fronteras entre las distintas disciplinas puedan desdibujarse o quizás desaparecer por completo, con lo cual se tendría una ciencia unificada y unitaria.
Siguiendo la tradición de los asistentes a los Simposios de Hixson y de Macy 36 podemos aún confiar en que mediante una labor conjunta se podrán alcanzar resultados más potentes que los que les brindaría la perspectiva de una sola disciplina por separado. A esta labor conjunta lo ubicamos en la “zona de interfaz” entre la filosofía y las ciencias cognitivas, atendiendo a la relación de consumo que la filosofía podría hacer para con los nuevos hallazgos de las ciencias cognitivas, de manera particular, al intentar solucionar el problema de marco (interpretado como nudo teórico entre ambas disciplinas). Creemos que complementando los nuevos avances del enfoque dinámico de las ciencias cognitivas con aquellos aportes que se han hecho desde el enfoque clásico, se permitiría, tal vez, lograr la posible solución de un problema filosófico.
De esta manera, sin desestimar aquellos aportes del enfoque clásico que se han planteado para la solución del problema de marco (y que, al contrario) creemos que han aportado en mucho algunos elementos para su solución, hemos propuesto considerar al enfoque dinámico el cual ofrecería nuevas, útiles y efectivas herramientas (a través de sus supuestos) para resolver el problema de marco. Creemos que efectivamente, desde el enfoque dinámico se ha superado en parte el pesimismo de Fodor con respecto a la no solución (modelización) del problema de marco y sostenemos, para su total superación, la posibilidad de un nuevo enfoque “híbrido”, la neurociencia embebida, la cual permitiría que dentro de la zona de interfaz de la investigación actual ambos enfoques (clásico y dinámico) se complementen, y finalmente, tanto el problema de marco, como otros problemas de la filosofía, logren alcanzar su resolución dentro de la zona de interfaz que hemos seleccionado a lo largo de nuestro trabajo.
Nuestro aporte se dirige no sólo a esclarecer y postular una posible superación total del pesimismo de Fodor con respecto al problema de marco, sino también se dirige a superar el pesimismo con respecto al desarrollo y progreso de las ciencias cognitivas con respecto a algunos de sus viejos problemas. El enfoque dinámico, y su complementación con respecto a algunos elementos clásicos, tal vez permitirían un gran progreso de las ciencias cognitivas en su lucha contra algunos de los problemas insistentes de la filosofía, logrando nuestra zona de interfaz particular avanzar en la solución conjunta de varios problemas. Por supuesto no proponemos de ninguna manera una alternativa cerrada ni acabada sino un camino prometedor que evite volver a enfrentarnos con uno de los grandes obstáculos que la filosofía ha arrastrado: el problema de marco.
Fecha de recepción: 6 de noviembre de 2013
Fecha de aceptación 27 de diciembre 2013