Observaciones Filosóficas - La concepción político-antropológica de Peter Sloterdijk; La horda como útero social y el arte de caminar juntos
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art of articleart of articleLa concepción político-antropológica de Peter Sloterdijk; La horda como útero social y el arte de caminar juntos1.

Lic Carlos Reyes González - Universidad Católica del Norte
Resumen
El presente trabajo expone un análisis de lo que Peter Sloterdijk entiende por política. Para esclarecer este concepto se evocan los supuestos psico-antropológicos que el filósofo asigna a lo que el llama como "El arte de caminar juntos". Bajo la metafórica de la navegación Sloterdijk desarrolla en su libro "En El Mismo Barco" (ensayo sobre la hiperpolítica) una lectura que incorpora el carácter ficcional de las conformaciones humanas, utilizando para ello dos supuestos fundamentales: primero su predilección por la cifra tres  y su imprescindible premisa "Pues peor para los hechos". Finalmente y a modo de conclusión, se expresa la vinculación que este texto tiene respecto de la reciente trilogía esferas - publicada por el filósofo en la presente década -, destacando las insinuaciones útero-sociales que Sloterdijk ya asignaba a las conformaciones político-sociales.

Abstract
This work exposes an analysis of what Peter Sloterdijk understands as politics. To explain the concept psycho-antropologic supposals are evoqued as "The art of walking together". Below the metapher of navegation Peter Sloterdijk develops in his book "In the same ship" (essay on hiperpolitics), a reading that includes the fictitious way of human form using the main supposals: his like for number three and his phrase "worst for facts". Finally the link of this text with recent trilogy - published by the philosopher during the last decade -, highlighting belly-social explanations that he gave to politic-social form.

Palabras Clave
Hordas, úteros, incubadoras, metáforas, antropología, paleopolítica, política e hiperpolítica.

Keywords
Horde, belly, incubators, metaphors, anthropology, paleopolitic, politic and hiperpolitic.


1.- La política en Peter Sloterdijk: o el arte de caminar juntos

Según Peter Sloterdijk en nuestros tiempos el concepto de política ya no se deja definir por la concepción heredada de las clásicas reflexiones grecorromanas respecto de la convivencia de hombres de Estado, sino más exactamente debe ser entendida hoy como hiperpolítica. Para esclarecer este concepto Sloterdijk se propone, en su texto En El Mismo Barco, ensayar una tesis que plasme - en lenguaje metafórico náutico - un retroceso a los comienzos de las primitivas hordas, para desenterrar de esta manera los milenarios mecanismos político-antropológicos subyacentes a lo que él denomina como el arcaico arte del caminar juntos.2

El filósofo plantea que el descubrimiento de lo difícil que resulta mantener unidos a los hombres para una vida buena en comunidad no es una exclusividad del hombre moderno “Al historiar este tipo de asuntos hay que plantear un cierto decurso paralelo entre historia de los hechos e historia de los problemas y, consecuentemente, admitir que la conciencia de las posibles crisis y degeneraciones de lo político tiene un alcance histórico apenas menor que el de la propia historia real de las ciudades, los imperios y los reinados”.3 De ahí que el tema de la vieja ciencia política sea siempre – para Sloterdijk - el de la contención de los dramas que necesariamente tienen y han tenido que producirse cuando los horizontes de pertenencia mutua de las sociedades y los pueblos se expanden hasta dimensiones imperiales y alcanzan, como en la historia de las grandes civilizaciones, envergadura universal y genérica.4

Al considerar la política como histórica contención dramática de comunidades en crisis, Sloterdijk da pie para admitir que la historia de las ideas políticas ha sido desde siempre una historia de las “fantasías” de convivencia y de pertenencia común de grupos y pueblos, advirtiendo que la palabra fantasía no se toma aquí en un sentido critico como mera apariencia ilusiva o imagen engañosa, sino mas exactamente, en el sentido de una “ficción operativa”: “como una teoría de la imaginación productiva, como manía demiúrgica, como idea que se hace verdadera a si misma”.5

En este sentido, el texto EN EL MISMO BARCO Ensayo Sobre Hiperpolítica retoma la inclinación genealógica hacia el retorno a las fuentes de la civilización occidental, a sus metáforas fundacionales para advertir, como ya lo hiciera Nietzsche, que las verdades en torno a lo político, son como todas las verdades, “ilusiones de las que se ha olvidado que lo son; metáforas que se han vuelto gastadas y sin fuerza sensible, monedas que han perdido su troquelado y que son ahora consideradas no como monedas sino como metal”.6 Esto es, lo que pretende Sloterdijk demostrar con la metafórica de la navegación para explicar de esta manera el aún persistente carácter demiúrgico de la modernidad. Y de deconstruirla, “de volverla a la ficción”, se ocupa el ensayo del filósofo. Pues, como refiere Sloterdijk, de entrada se puede afirmar que del mismo modo que desde Cocteau cualquier adolescente sabe que Napoleón era un loco que se creía Napoleón, los politólogos - afirma el filósofo- deberían saber que las sociedades son sociedades mientras imaginan con éxito que lo son.7

Por lo tanto, la historia de la filosofía occidental - al igual que la historia de la política – para Sloterdijk, es la historia del abandono paulatino de toda huella confesional y autobiográfica, es el olvido de los mecanismos psicosociales que subyacen a las ficciones epistemológico-operativas que actúan como autopoyéticas ilusiones de conservación, cuya envoltura cobija del posible caos político, epistemológico y antropológico desde la historia de la historia no escrita. Su sustitución por paisajes conceptuales modernos - barnizados en la actualidad de cientificismo – es, en esencia, el distractor de todo componente onto-antropológico originario, el cual, según el filósofo, actuaría como vaciador de todo componente humano, de suerte que en la historia de las altas culturas, se configuran férreos sistemas políticos y epistemológicos funcionariales en los que precisamente la funcionalidad termina por ensombrecer la vida. Dice Sloterdijk: “La ideología oficial de la cultura superior, en todas sus variedades, quiere hacernos creer que la auténtica historia, aquella de la que merece la pena ocuparse, no tiene más de cuatro o cinco mil años y que el género esencial en el que estamos obligados a contarnos salió de entre la niebla precisamente entonces, en Egipto, Mesopotamia, China y la India”. En este sentido, el hombre no tendría más edad que la cultura superior, la humanidad propiamente dicha comenzaría ya a lo grande. 8

Esta tesis – dice Sloterdijk - opera en todas partes, pero quizá en ningún lugar se presenta de forma tan desnuda, como allí donde sociólogos, humanistas, teólogos, y politólogos toman la palabra para elaborar modelos colectivos eficaces acerca de lo que es el ser humano. “Todos ellos hacen surgir al "hombre" ya a partir de la ciudad, del Estado o de la nación y, como es propio, no se olvidan de fijar la apariencia civilizada en los cráneos de los pupilos de la cultura”.9

Esta obsesión moderna por las culturas superiores no es mas para el filósofo que la mentira fundacional – el proton pseudos – sobre la que se sientan las simientes del adoctrinamiento psicopolítico moderno “nunca se podrá insistir bastante en lo falso que ha sido desde siempre ese adoctrinamiento, y en lo funestamente que sigue actuando hoy”.10 Y, precisamente, el superiorismo propio de la cultura moderna no hace más que reducir significativamente para Sloterdijk la duración “real” de la historia de la humanidad, esto a fin de tener manos libres para un adoctrinamiento antropológico de carácter ideológico.

Se trata, para el filósofo en resumidas cuentas, de la doctrina, concebida por clásicos y modernos, de pensar al hombre como ser vivo político “Su sentido es presentar a priori al hombre como un burgués animal de Estado, que necesita, para la plenitud de su esencia, capitales, bibliotecas, catedrales y representaciones diplomáticas. Allí donde esta ideología de la cultura superior se ha impuesto, se repite en cada caso particular la eliminación de la prehistoria, como si cada nuevo individuo fuera un lamentable salvaje al que hay que hacer madurar tan inmediatamente como sea posible para que participe en la vida de los Estados”.11

Esta puntuación historiográfica no hace más para el filósofo que ensombrecer el origen pre-gramático de las conformaciones pre-políticas que fundamentan la antropología de la convivencia. Por ello Sloterdijk en su texto En El Mismo Barco se propondrá ensayar una pre-historia de las constituciones políticas (paleopolítica) de manera de restablecer demiúrgicamente el carácter onto-originario del pre-histórico arte de caminar juntos, pues para Sloterdijk “en cuanto superamos esta anulación de la prehistoria queda a la vista una panorámica sobre la constitución milenaria de la humanidad, de la que sólo desde hace poco se han producido desviaciones notorias".12

2.- Paleopolítica, política clásica e hiperpolítica.

Dicho lo anterior, Sloterdijk se propone ensayar tres formaciones de lo que para él constituyen autenticas fantasías configuradoras de sociedad, las cuales, según el filósofo, posibilitaron a miles de generaciones anteriores a las nuestras el arte de la política. “Se trata de tres formaciones cuya secuencia es representable como un progreso en la abstracción real del concepto de humanidad: como si éste hubiera esperado cientos de años, al igual que aguardaba bajo el polvo el genio de la lámpara, hasta que al fin, en el eje del tiempo, hicieron aparición los primeros universalistas, que fueron tan insensatos como para destapar la lámpara - con consecuencias que desde entonces están dando que pensar a teólogos, a filósofos de la historia y a los directores del Fondo Monetario Internacional -13

Con estas tres imágenes Sloterdijk pretende mostrar primero, cómo se separaron del tronco originario de la humanidad las poblaciones de cazadores-recolectores (era paleopolítica); cómo luego, en el tiempo de la cultura agrícola, se les superpusieron las capas de los grandes imperios y los reinados (era agraria o política clásica); y, cómo, posteriormente, en la era del industrialismo moderno, una sociedad de intercambio mundial con tendencia a extralimitarse se ha propuesto la creación de exhaustas relaciones planetarias postimperiales (hiperpolítica). Dice Sloterdijk: “Un pintor del ramo se tomaría tiempo para esbozar aquí una especie de teoría de los tres estadios históricos del género humano, tomando como imagen directriz la metafórica de la navegación. Y nada más afín que representar el primer período como una era de las balsas, sobre las que pequeños grupos de hombres son arrastrados por la corriente de la naturaleza a través de enormes espacios temporales; la segunda, como una época mundial de la navegación costera, con galeras estatales y poderosas fragatas que parten hacia arriesgados y lejanos destinos, llevadas por esa visión de la grandeza que está psíquicamente anclada en la bendita hermandad de los hombres; y la tercera, como una época de superviajes, casi imparables en su enormidad, en los que se atraviesa de parte a parte un mar de ahogados, con trágicas turbulencias en los costados de la nave y, a bordo, angustiosas conferencias sobre el arte de lo posible.”14

La primera de las fases – la paleopolítica - es precisamente la que interesa al presente trabajo y de la cual se busca extraer los supuestos filosóficos que Sloterdijk utiliza para elaborar su diagnóstico onto-antropológico de las constituciones sociales, las dos restantes, la política clásica y la hiperpolítica quedan aquí embozadas someramente.

3.- La paleopolítica: ficción demiúrgica de regazos y balsas en el mar de lo indeterminado.

Como ya se ha señalado, para Sloterdijk solo es posible hablar de paleopolítica si se empieza por atacar la imagen doctrinaria del mundo occidental como historia fundamentada en una “falsa conciencia de calendario”.

De acuerdo al filósofo, esta perspectiva destruye la unidad de la evolución humana y enceguece a la conciencia contemporánea respecto de las innumerables generaciones que han elaborado nuestros potenciales genéticos y culturales. Sin embargo, para Sloterdijk esta ceguera no es gratuita, pues de alguna forma distrae al hombre moderno del secreto fundacional del arte de caminar juntos, esto es, del secreto carácter antropogenético de la política, lo que en palabras del filósofo corresponde al milagro de la repetición del hombre por obra del hombre o lo que es lo mismo de la antropogénesis: “Resulta esencial a la paleopolítica (…) que no presuponga al "hombre", sino que lo genere, mientras las culturas superiores siempre consideran al hombre como algo ya dado (…) el mundo de la prehistoria está atravesado por la conciencia de que el arte de lo posible consiste en llamar a la vida a nuevos hombres a partir de los más viejos que ya existen, en un mundo mezquino y peligroso. La paleopolítica es el milagro de la repetición del hombre por el hombre. Se ejerce y se logra en un medio que, en alguna medida, parece querer dificultar a los hombres el arte de reponerse en los hijos15

El arte de reponerse en los hijos forma parte para Sloterdijk de la gramática fundacional de las arcaicas simientes de la política y su condición es precisada por un entorno percibido como incierto y amenazante por las primigenias comunidades humanas. En este sentido, Sloterdijk señala que lo mejor es imaginarse a las antiguas comunidades como una especie de islas flotantes, que avanzan lentamente, de modo espontáneo, por los ríos de la vieja naturaleza “que se separan del medio exterior por la revolucionaria evolución de las técnicas de distanciamiento —sobre todo por la novedosa sincronía de huida y contraataque— y están sujetas desde su interior por un efecto invernadero emocional, que amalgama a los miembros de la horda —a través del ritmo, la música, los rituales, el espíritu de rivalidad, los beneficios de la vigilancia y el lenguaje— en una especie de institución psicosocial total”.16

Estos grupos - para Sloterdijk - pueden denominarse como islas sociales, pues, de hecho, han sido extraídos de su entorno como esferas de conservación animadas, rodeadas por un invisible cerco de distanciamiento, que mantiene alejado a los miembros que la componen de la opresión de la vieja naturaleza “con su protección, el homo sapiens puede convertirse en un ser que, de cara al exterior, evita el conflicto y, hacia el interior, alcanza el lujo”.17

En este punto, nos previene Sloterdijk, de una ilusión individualista, que, desde la modernidad, se proyecta en la antigüedad. Pues para el filósofo el hombre no es un ser inherentemente individual “No. En cuanto seres de horda, los hombres son, sobre todo y primariamente, los participantes en una esencia de horda, la cual, en una visión en cierto modo platónica, es un grado más "real" que los individuos que la integran. "El hombre" no puede entrar en su horda como quien entra en un simpático club. La horda es más bien un club totalitario que genera sus propios miembros para "socializarlos" según las reglas del club, las cuales dan significado al mundo. La ley de la horda es la reposición de la horda en su propio linaje”.18

Sloterdijk recurre a Dieter Claessens, con su metáfora de la horda como la incubadora de cría, para referirse al arcaico carácter incubatorio de la política. En este sentido las hordas para Sloterdijk son “hornos para embriones (…) son los establecimientos de la metamorfosis, en los que lo consistente y lo determinado se cuece "a partir de" lo fluido y lo indeterminado”.19

Denominar, en este sentido, a la horda como incubadora de cría, implica en la metafórica de Sloterdijk concebir que las sociedades primitivas tuvieran que colocar todo su empeño en el arte de la crianza y domesticación de seres humanos, pues de esta manera lograban así su tarea política primordial, esto es, la “antropogénesis”. Así los recién nacidos no serán individuos típicos de su género si no son criados por su grupo social de pertenencia. Las paleopoliticas conformaciones humanas, son por tanto, para Sloterdijk grupos de seres humanos criadores de seres humanos, que conceden a sus descendientes, a través de enormes distancias temporales, cualidades cada vez más desmedidas de lujo.20 Dice Sloterdijk: “Ya aquí comienza para los hombres una histona natural de lo que no es natural, cuyas prolongaciones modernas recaen sobre nosotros en forma de crisis de "alienación" ecológica y social”. Pues, para el filósofo, lo que siempre ha ocurrido durante toda la historia de la humanidad es la revolucionaria incubación de la antinaturalidad dentro de la propia naturaleza.21

Lo que tradicionalmente se denomina prehistoria es, en realidad, para Sloterdijk un hiperdrama, que acontece en forma de exitosa sucesión de evoluciones del lujo: “En las antiguas incubadoras de cría de las hordas se probaba suerte con los más sorprendentes experimentos biológicos sobre la forma humana. En ellas, y sólo en ellas, pudo el homo sapiens convertirse en el marginado biológico que —hoy más que nunca— parece que es. En aquellas islas flotantes de los viejos y pequeños grupos, los cráneos se hicieron notablemente grandes, las epidermis notablemente delgadas, las mujeres notablemente bellas, las piernas notablemente largas, las voces notablemente articuladas, la sexualidad notablemente crónica, los niños notablemente infantiles y los muertos propios notablemente inolvidables”.22

Estas incubatorias conformaciones paleoculturales, son por tanto las gestadoras de los tatuajes fundacionales de las conformaciones políticas futuras. Son constituciones sociales que se fundan en una campana de amor que establece las relaciones empáticamente arcaicas que transparenta entre sí a los miembros de una misma horda “cuando la empatía se especializa y tìene que ser trasladada a desconocidos, se abre, sobre todo en las culturas superiores que sucederán a las hordas, un espacio para esos dramas que dieron en llamarse amor; en ellas surge también aquella atención hacia congéneres, prójimos y entornos que en la era de las culturas superiores se bifurcará en curiosidad teórica y estado de alarma política”.23

En este sentido recalca Sloterdijk que todas las conformaciones conceptuales que precederán la teorización de lo político olvidaran su base constitutiva en su esencia erotológica, pues todas las constituciones políticas se sustentan en su inherente condición de amor a lo determinado y a su vez, en su nativa disposición de “evitación a lo indeterminado”.

4.- La horda como útero social: un esbozo a la metafórica del mundo prenatal desarrollada en Esferas.

Como ya se ha señalado, para Sloterdijk, es inherente a las conformaciones sociales arcaica su cualidad psicoafectiva de amalgamarse hacia el interior y de evitar lo exterior. Esta cualidad psicoafectiva representa la originaria indiferenciación en la que existencia y correspondencia mutua hacen casi indiferenciables a los miembros de una horda “Cada uno de sus miembros está unido con mayor o menor continuidad al cuerpo de sonidos del grupo a través de un cordón umbilical psicoacústico. Corresponderse mutuamente, en este caso pertenecer al mismo grupo, en efecto, no significa de entrada más que escucharse juntos —y en eso consiste, hasta el descubrimiento de las culturas de la escritura y de los imperios, el vínculo social por antonomasia -”.24

Este vinculo social o “cordón umbilical” que reúne a sus miembros en un interior psicosocial total crea un efecto de espacio interior homologable para Sloterdijk al “regazo materno” “El pequeño cuerpo sonoro, vibrante por sí mismo, atento a sí mismo, crea la forma más temprana de aquellas configuraciones del útero social que han conseguido, en todas las épocas de la historia de la humanidad; el efecto de un espacio interior de la comunidad”.25 De ahí que vivir en sociedad signifique también, desde siempre, formar parte de un regazo materno imaginario, pues la idea de algo que nos alberga y nos rodea, responde para el filósofo al orden más antiguo de la copertenencia mutua y transmite el arte de trasplantar a los hombres a un espacio interior más amplio: “La paleopolítica envuelve, con el más exquisito de los cuidados, el interior sensible de la incubadora; y como tal —tan lejos como llegan nuestros conocimientos— se consideraba en todas partes a las madres con hijos pequeños. En cierto sentido, la "sociedad" no es más que una "envoltura" psicofísica alrededor de la esfera en la que madre e hijo repiten el misterio de la vivificación humana”. 26

En este sentido - para Sloterdijk - si quisiéramos hablar más técnicamente, tendríamos que admitir que el territorio madre-hijo ha sido el foco de inspiración de todos los grupos humanos de la antigüedad; y el favorecimiento de la nueva vida, su "idea demiúrgica”.

Es sospechoso – recalca el filósofo – que en los tiempos posteriores hayan sido suprimidas las ideas de las sociedades como antiguas incubadoras humanas y se hayan emprendido con éxito otras vías para la cría de seres humanos. Esto pues, como ya se ha señalado, para Sloterdijk, las culturas superiores desvían el punto de mira de sus metáforas fundacionales y por tanto, de sus secretos constitutivos. La repetición del hombre por obra del hombre ha sido cambiada por las altas culturas por el cuestionamiento acerca del uso del hombre por parte del hombre, lo que necesariamente para Sloterdijk ha tenido que conducir a dramáticas invasiones posthistóricas del territorio psicopolítico madre-hijo “Francamente: podría decirse que toda la "historia" ha sido, en su sentido más estricto, la historia de las manipulaciones del campo madre-hijo (…) es evidente que en el ámbito de lo paleopolítico se mantiene un matriarcado (de arjé) psíquico que se hace respetar en cuanto poder sobre el limitado ressource del amor materno”.27

Sloterdijk, ya en 1994, trae a colación la metáfora Aristotélica del mamífero en el útero para de esta manera concentrar de mejor forma su explicación metafórica de la constitución psicopolítica de las conformaciones humanas. En este sentido, el proyecto que el filósofo plantea se sitúa como un proyecto psico-arqueológico, el cual además de realizar un diagnostico a la situación histórico-antropológica, se presume como un proyecto útero-social de las conformaciones políticas: “Cuando los espacios ya no son habitables puede suceder que una política de añoranza del útero desbroce con violencia su camino (…) por eso, el mantenimiento de las esferas de vida es también una difícil tarea política que habría de ser filosóficamente asesorada”.28

El filósofo profundizará mas tarde en esta idea al desarrollar en Esferas I una perspectiva de la intimidad que permita, en un lenguaje psico-estético, re-posicionar los fundamentos de su filosofía y por tanto, re-fundar los conceptos que enmarcan su perspectiva de lo político. En palabras de Sloterdijk: “Hablar de las esferas no sólo significa, pues, desarrollar una teoría de la intimidad simbiótica y del surrealismo de la pareja. Es verdad que la teoría de las esferas comienza, por su objeto, como psicología de la formación interior de espacio a partir de correlaciones dúplice-únicas, pero se desarrolla necesariamente hasta convertirse en una teoría general de los receptáculos autógenos. Ésta suministra la forma abstracta de todas las inmunologías (…) Bajo el signo de las esferas se plantea al final también la pregunta por la forma de las creaciones políticas de universo en general”.29

En este sentido, la exposición que Sloterdijk plantea en su primer tomo de Esferas I Burbujas intentará a nuestro jucio brindar una nueva metafórica para lo originario, reemplazando su concepción antropológico-política – desarrollada siete años antes en su texto En El Mismo Barco - por la del mundo pre-natal, el cual se constituirá en el nuevo lenguaje de la visión política que el filósofo hace de lo social : “En consecuencia, en nuestra exposición precederá la psicología de las esferas a la política de las esferas; la filosofía de la intimidad tiene que fundamentar, inaugurar, acompañar, merodear alrededor de la morfología política. Este orden tiene obviamente una razón expositiva, pero no sólo eso sino también un fundamento en el asunto mismo”.30

Ahora en Esferas I se reemplazaría la metáfora de la era paleopolítica como origen onto-antropológico de lo social por la de mundo onto-uterino para referir de una forma distinta a supuestos filosóficos y epistemológicos comunes. La idea está en develar que la proposición psicopolítica de Sloterdijk se funda en la sospecha de que las conformaciones humanas son “conformaciones ficticias” que nunca se plantan bajo la para él “falsa idea moderna de los hechos mismos”, por ello su posición vincula la episteme con lo estético, arriesgando que su trabajo sea considerado como poco serio: “La teoría de lo intimo, que se pone en marcha con el análisis de microesferas (…) está dedicada al intento de mostrar que todas las ciencias del hombre siempre han recopilado aportaciones a un surrealismo topológico, dado que no fue posible en ninguna época hablar del hombre sin tener que vérselas con poéticas del espacio interior habitado, iluminantes sólo como fuegos fatuos”.31

En este punto parece nuevamente inevitable hacer la relación de la filosofía Sloterjkdiana con los enunciados manifestados por Nietzsche en su texto “Verdad y mentira en sentido extramoral”, particularmente en la denuncia que el filósofo de fines del siglo XIX hace del intelecto humano “El intelecto, como medio de conservación del individuo, desarrolla sus fuerzas principales fingiendo, puesto que éste es el medio, merced al cual sobreviven los individuos débiles y poco robustos, como aquellos a quienes les ha sido negado servirse, en la lucha por la existencia, de cuernos, o de la afilada dentadura del animal de rapiña32

Este fingimiento, es la condición ficcional que todas las conformaciones sociales y políticas representan para Sloterdijk, y su metáfora del regazo materno, concentra en forma efectiva los significados de conservación asociados a toda conformación humana. Es por ello que para Sloterdijk, el venir-al-mundo implica la inevitable condición político-antropologica de venir - a - una - nación o lo que es lo mismo, de caer inevitablemente bajo el lenguaje incubatorio de un útero político ficcional. Pues -para el filósofo - el lenguaje que le es más próximo a los hombres al camino de la transmisión inmediata es siempre ya el lenguaje de su comunidad política de nacimiento, el cual se tatúa inevitablemente en el mundo postnatal y oculta inmediatamente el origen oscuro de la caverna onto-antropológica originaria.

En palabras de Sloterdijk “Si para nosotros el venir-al-mundo siempre significa también venir-al-lenguaje, esto quiere decir que, en tanto que llegados al mundo, no tenemos más alternativa que la de atarnos desde un primer momento a un mundo lingüístico donde el peso del mundo presiona a todo nuevo hablante…mientras que las lenguas nacionales son los sortilegios de brujería merced a los cuales se crean los futuros cimientos de la sociedad a partir de los recién llegados y aún relativamente indiferentes al lenguaje”.33

Considerando esta situación desde una perspectiva psico-lingüística y por tanto psico-política, cabe afirmar que para Sloterdijk si la venida al mundo conduce a que toda nueva vida sea tatúe los modelos de su lengua político-natal, también convierte a los hombres en seres “drogodependientes” de sus lenguas maternas. Y esto es lo que a nuestro juicio pretende advertir Sloterdijk, esto es, la inherente condición domesticadora del lenguaje - o en lenguaje psiconáutico -, su paleo-antropológica condición antropogenética. Pues como recalca Sloterdijk:

Los mundos son ámbitos que se regulan exitosamente a sí mismos por medio de autohipnosis colectivas; el mundo es todo aquello que "es el caso" para los insulares que van al unísono; la verdad es aquello a lo que puede hacerse referencia desde la isla; y lo que para los isleños no puede ser, jamás será34


Carlos Reyes González

Licenciado en Psicología en la Universidad Católica del Norte - Chile.
Desarrolla su Tesis de Magíster en Filosofía en el Instituto de Filosofía de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso.



BIBLIOGRAFÍA


Fecha de recepción: 15 de noviembre de 2008

Fecha de aceptación 16 de diciembre de 2008


1 Análisis del Texto EN EL MISMO BARCO Ensayo sobre hiperpolítica. Primer esbozo de la Tesis de Magister desarrollada por el autor en el Instituto de Filosofía PUCV bajo la dirección del Dr. Adolfo Vásquez Rocca.
2 SLOTERDIJK Peter, EN EL MISMO BARCO, Ensayo sobre la hiperpolítica. Ediciones Siruela, Madrid, 1994. P. 20.
3 SLOTERDIJK Peter, EN EL MISMO BARCO, Ensayo sobre la hiperpolítica. Ediciones Siruela, Madrid, 1994. P. 14.
4 SLOTERDIJK Peter, EN EL MISMO BARCO, Ensayo sobre la hiperpolítica. Ediciones Siruela, Madrid, 1994. P. 19.
5 SLOTERDIJK Peter, EN EL MISMO BARCO, Ensayo sobre la hiperpolítica. Ediciones Siruela, Madrid, 1994. P. 19.
6 NIETZSCHE Friedrich, Sobre verdad y mentira en sentido extramoral, Teorema, Valencia, 1980, p. 9.
7 SLOTERDIJK Peter, EN EL MISMO BARCO, Ensayo sobre la hiperpolítica. Ediciones Siruela, Madrid, 1994. P. 20.
8 SLOTERDIJK Peter, EN EL MISMO BARCO, Ensayo sobre la hiperpolítica. Ediciones Siruela, Madrid, 1994. P. 22.
9 SLOTERDIJK Peter, EN EL MISMO BARCO, Ensayo sobre la hiperpolítica. Ediciones Siruela, Madrid, 1994. P. 23.
10 SLOTERDIJK Peter, EN EL MISMO BARCO, Ensayo sobre la hiperpolítica. Ediciones Siruela, Madrid, 1994. P. 23.
11 SLOTERDIJK Peter, EN EL MISMO BARCO, Ensayo sobre la hiperpolítica. Ediciones Siruela, Madrid, 1994. P. 23.
12 SLOTERDIJK Peter, EN EL MISMO BARCO, Ensayo sobre la hiperpolítica. Ediciones Siruela, Madrid, 1994. P. 24.
13 SLOTERDIJK Peter, EN EL MISMO BARCO, Ensayo sobre la hiperpolítica. Ediciones Siruela, Madrid, 1994. P. 20.
14 SLOTERDIJK Peter, EN EL MISMO BARCO, Ensayo sobre la hiperpolítica. Ediciones Siruela, Madrid, 1994. P. 21.
15 SLOTERDIJK Peter, EN EL MISMO BARCO, Ensayo sobre la hiperpolítica. Ediciones Siruela, Madrid, 1994. pp. 24-25.
16 SLOTERDIJK Peter, EN EL MISMO BARCO, Ensayo sobre la hiperpolítica. Ediciones Siruela, Madrid, 1994. P. 25.
17 SLOTERDIJK Peter, EN EL MISMO BARCO, Ensayo sobre la hiperpolítica. Ediciones Siruela, Madrid, 1994. p. 26.
18 SLOTERDIJK Peter, EN EL MISMO BARCO, Ensayo sobre la hiperpolítica. Ediciones Siruela, Madrid, 1994. P. 26.
19 SLOTERDIJK Peter, EN EL MISMO BARCO, Ensayo sobre la hiperpolítica. Ediciones Siruela, Madrid, 1994. P. 26.
20 SLOTERDIJK Peter, EN EL MISMO BARCO, Ensayo sobre la hiperpolítica. Ediciones Siruela, Madrid, 1994. P. 27.
21 SLOTERDIJK Peter, EN EL MISMO BARCO, Ensayo sobre la hiperpolítica. Ediciones Siruela, Madrid, 1994. P. 28.
22 SLOTERDIJK Peter, EN EL MISMO BARCO, Ensayo sobre la hiperpolítica. Ediciones Siruela, Madrid, 1994. pp. 28-29.
23 SLOTERDIJK Peter, EN EL MISMO BARCO, Ensayo sobre la hiperpolítica. Ediciones Siruela, Madrid, 1994. P. 29.
24SLOTERDIJK Peter, EN EL MISMO BARCO, Ensayo sobre la hiperpolítica. Ediciones Siruela, Madrid, 1994. Pp. 30-31.
25 SLOTERDIJK Peter, EN EL MISMO BARCO, Ensayo sobre la hiperpolítica. Ediciones Siruela, Madrid, 1994. p. 31.
26SLOTERDIJK Peter, EN EL MISMO BARCO, Ensayo sobre la hiperpolítica. Ediciones Siruela, Madrid, 1994. p. 33.
27SLOTERDIJK Peter, EN EL MISMO BARCO, Ensayo sobre la hiperpolítica. Ediciones Siruela, Madrid, 1994. P. 34.
28 SAFRANSKI, Rudiger, Prologo Esferas I. Burbujas, Ediciones Siruela, Madrid, 2003, p. 17.
29 SLOTERDIJK Peter, Esferas I. Burbujas, Introducción; Los Aliados o La comuna exhalada. Ediciones Siruela, Madrid, 2003, pp. 64-65
30 SLOTERDIJK Peter, Esferas I. Burbujas, Introducción; Los Aliados o La comuna exhalada. Ediciones Siruela, Madrid, 2003, p. 65.
31 SLOTERDIJK Peter, Esferas I. Burbujas, Reflexión previa: Pensar el espacio Interior. Ediciones Siruela, Madrid, 2003, p. 90.
32 NIETZSCHE Friedrich, Sobre verdad y mentira en sentido extramoral, Teorema, Valencia, 1980, p. 2.
33 SLOTERDIJK Peter, Venir al mundo venir al lenguaje. Lecciones de Frankfurt. 1988.
34SLOTERDIJK Peter, EN EL MISMO BARCO, Ensayo sobre la hiperpolítica. Ediciones Siruela, Madrid, 1994. P. 32.
Revista Observaciones Filosóficas - Nº 7 / 2008


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