Observaciones Filosóficas - La estructura del “en tanto que” en la filosofía heideggeriana del período de Marburgo (1923-1927): Los fundamentos hermenéuticos de la tematización científica
Los diversos estudios del así llamado “primer período” del pensar de Heidegger muestran el Ser-en-el-Mundo, como una estructura fundamental por medio de la cual la existencia se proyecta hacia su medio circundante. Ahora bien, desde el primer momento, Heidegger reconoce que el Ser-en-el-mundo lleva siempre asociada a sí una forma de la Comprensión del Ser. La Comprensión, junto con el Discurso y la Disposición afectiva constituyen los tres existenciarios que articulan la Apertura [Erschlossenheit], estructura por la cual, el Dasein es su Ahí, es decir, se ubica en un Mundo, y se relaciona significativamente con los entes a partir de un proyecto.
La Comprensión posee una posibilidad de articulación: la interpretación [Auslegung]. Por medio de la interpretación, la comprensión primaria, familiar e inexplícita inherente al cotidiano Ser-en -el-mundo es articulada de forma expresa, y queda dispuesta para una posible expresión discursiva. La interpretación realiza esta explicitación y articulación de las significaciones por medio de una estructura, en la cual nos concentraremos: La así llamada Estructura del “en tanto qué” [Als Struktur]1 en diversas secciones de la obra Heideggeriana del período de Marburgo, la estructura Als es expuesta como aquel filtro semántico que mediatiza la incorporación del ente: Todo lo que viene a la presencia comaparece “en tanto que algo”, donde este “en tanto que” nombra tanto el interés fáctico de la existencia, como el modo en que la Disposición afectiva predispone para recibir lo circundante, como también el modo en que el estado público de interpretación (el de la cotidianidad o el de la ciencia) ha determinado de antemano que tal fenómeno debe ser interpretado.
En GA 29-30 la estructura Als aparece asociada al problema de la manifestabilidad [Offenbarkeit], esto es, en la dimensión de la existencia que hace posible que algo abierto en general, sea expresamente apropiado en el proyecto fáctico2. La estructura Als dice referencia a la posibilidad de que algo quede abierto de manera explícita. Pues bien, si la estructura Als se relaciona con la manifestabilidad, es necesario preguntarnos por el preciso funcionamiento de esta estructura -en su relación con el fenómeno de la comprensión-, y por su verdadera constitución. Lo primero que salta a la vista es que la estructura Als, al tratarse justamente de una estructura, no aporta contenido de ningún tipo a la comprensión, ella se limita a plegarse al modo en que el ente se muestra, y articula esa forma de aparecer (ya sea de manera hermenéutica, incorporando el útil en vistas a su para-qué [um-zu], o de manera apofántica: atribuyendo, señalando, determinando y mostrando).
En “Conceptos fundamentales…” se expone la estructura del “en tanto que” en términos de relación, es decir, algo que necesariamente remite a algo distinto de sí mismo. En efecto, toda relación implica al menos dos términos relacionados, puntualmete, la estructura als remite simultáneamente a algo que es, y a algo en tanto que lo cual ese algo es: “el martillo en tanto pesado”, “la lluvia en tanto excesiva”, “la supernova en tanto perteneciente al tipo «I - a»”. Por tratarse de una relación, la estructura als cobra su sentido de los términos que ella relaciona, es decir, ella no puede quedar flotando en el vacío; el ente y su modo de aparecer deben estar dados de antemano para poder ser objeto de la articulación del interpretar.
En el «en tanto que» se encierra una relación, y por tanto dos miembros de relación, y estos no sólo como dos, sino que el primero es uno y el segundo es el otro. Pero esta estructura de la relación y de los miembros de relación no está ella misma flotando en suspenso. ¿A dónde corresponde? Nos aproximamos a ello si describimos el «a en tanto que b», y decimos: “a, en la medida en que es b”. Es decir, el «en tanto que» solo puede entrar en función si el ente esta ya previamente dado, y entonces sirve para hacer explícito este ente en tanto que constituido de tal y cual modo. Previamente esta dado un a que es b.3
La interpretación, con el Als como su estructura principal, se limita a recoger lo abierto por la comprensión para llevarlo a un nivel de mayor explicitud. La interpretación, por medio de su estructura Als, simplemente se encarga de la articulación, basándose siempre en lo ya abierto por la comprensión, y lo ya tenido previamente en los tres niveles de la precomprensión (haber previo, ver previo, y concebir previo).
este «en tanto que algo» esta comprendido de entrada, a partir de él se vuelve comprensible por vez primera lo que sale al encuentro, con lo que tengo que ver, en tanto que tal. Este «en tanto que algo», a partir del cual entiendo y que tengo ya de entrada aunque de modo atemático, en este «tener de entrada» no esta concebido temáticamente, sino que yo vivo en la comprensión del escribir, del iluminar, del salir y entrar, y similares.4
El Dasein nunca se expone a la comprensión de un ente desde una completa falta de noticia. De este modo, el conocer, como modo de la Comprensión, y ésta, fundada en el Cuidado, es siempre un retornar sobre lo ya comprendido en el modo del haber, ver y concebir previos. He aquí la naturaleza de círculo hermenéutico, nunca se comprende desde “ninguna parte”, comprender es regresar sobre lo ya tenido en cierto modo.
Vemos así por tanto que la estructura del «en tanto que» atañe a una conducta primaria, y que esta conducta significativa es un modo de ser que ahora caracterizamos brevemente asi: «Un retornar, que en cada caso se detiene ya en el "de donde" del significar y el comprender, a algo que me sale al encuentro». Este detenerse es un detenerse en aquello «en tanto que lo cual» se toma el objeto respectivo y en el retornar desde él, concretamente desde el «para que» a partir del cual yo comprendo.5
La interpretación, dijimos, articula lo ya abierto en la Comprensión. Otra manera de referirse a este fenómeno es el empleo del término “apropiación” o “incorporación”. Ciertamente, la interpretación “hace propio”, involucra lo abierto con el proyecto fáctico particular, y para hacerlo emplea su estructura Als. Por ello afirma Heidegger que la estructura Als “corresponde, dicho a grandes rasgos, a nuestra conducta”.6 Para el caso del ente a la mano, incorporarlo explícitamente equivale a descubrirlo en su para-qué (Um-zu). En su forma antepredicativa, la interpretación llega a cumplimiento cuando el martillo es tomado entre las manos, y es utilizado en el martillar; en otras palabras, en nuestro ejemplo, la interpretación articula el aparecer significativo del útil, en el apropiante “ser-para” de su finalidad (um-zu). Desde luego, esto confirma que la estructura Als no aporta nada de propio, sino que simplemente se pliega al modo de aparecer del ente. Ya debe haber de antemano un ente descubierto, y un proyecto en el cual aquél debe ser implicado. Sin embargo, existe entre interpretación y el modo de aparecer del ente una correlación intencional: la intepretación no es tal si no posee algo a lo que dar articulación, y al mismo tiempo, el ente sobre el cual se derrama el interés de la existencia no puede ser apropiado explícitamente, si ello no ocurre por medio de la estructura Als. El modo de aparecer del ente constituye el correlato de la articulación propia de la interpretación. Sin un ente que se muestra, por ejemplo, como útil para una tarea, la interpretación jamás sabría qué aspectos son los que deben ser articulados. Pero al mismo tiempo, sin la mediación de la estructura Als, aquellos aspectos utilitarios, permanecerían en un nivel de elevada virtualidad, y no llevarían a la ejecución de la tarea. En el caso del útil, la circunspección que ya posee abierta la totalidad respeccional, ahora incorpora, interpretándolo, un ente en vistas a su para-qué, o, dicho de otro modo, y haciendo uso de la estructura Als: lo incorpora “en tanto que útil para…”. Para el modo de la comprensión al que llamamos circunspección, interpretar al útil es desocultar su constitutiva remisión, es decir, poner al descubierto el “para” constitutivo.7
Para realizar su articulación, la interpretación deberá basarse en los elementos de los que dispone: el ente que comparece, el proyecto fáctico del Dasein, y el horizonte de la precomprensión. Lo dicho es el desarrollo de una noción que hemos enunciado previamente: Los entes aparecen modalizados, se ofrecen a la circunspección mediante aspectos o perfiles. El ente viene a la presencia ya siempre revestido de una cierta configuración semántica. De este modo, el mismo sol tendrá el sentido de punto de orientación para el explorador, indicador de los momentos de la cosecha para el campesino, objeto de adoración para el sacerdote tribal, astro del sistema solar, para en astrónomo, etc. Cada uno de estos caracteres constituyen el en tanto qué del aparecer de los entes.
El numerosas obra, entre ellas, Lógica y Ser y Tiempo, se afirma que la estructura del en tanto qué sólo puede ser caracterizada precisamente como la unidad de síntesis y diáiresis,8 unión y división. De hecho el reunir y el separar se pliegan al aparecer como reunido o separado del ente que ha de ser manifestado y sus perfiles y determinaciones9. El enunciar no pone por primera vez las determinaciones, sino que tiene la capacidad de provocar un realce de lo que aparecía reunido o separado. El acto apropiador, que se realiza por medio de la estructura als unifica al ente y el aspecto por medio del cual viene a la presencia, y cae bajo el espectro del interés de la existencia, pero al mismo tiempo, y en ese mismo unificar, el ente queda separado de todo lo demás, de todas sus otras posibles formas de venir a la presencia, y de todos los otros posibles modos de relacionarse con el comportamiento del Dasein.
Las precedentes precisiones dejaron en claro las características generales de la estructura de la interpretación. Ahora bien, puede decirse que el “en tanto qué” posee dos modalidades principales, dos formas, asociadas a dos estados denominados por Heidegger comprensión primaria y el determinar10, ambos se tratan, de actitudes o comportamientos. Efectivamente, el “en tanto que” posee diversas formas de realización, ellas pueden estar asociadas a formas más originarias, o más derivadas de la relación hombre-mundo. De este modo, así como la existencia, en su fase inmediata y cotidiana, poseía un modo de la comprensión predominante, asociada al trato pragmático con artefactos -la circunspección-, de modo similar, la estructura de la interpretación quedará afectada por esa misma preeminencia. Así, la estructura Als adquiere una forma inmediata y regular de configuración, asociada a la ocupación circunspectiva: en GA 21 se afirma que la estructura Als se realiza primariamente como el “tener que ver con” [Zu tun haben mit] del trato ocupacional.
Esta primera forma del Als descubre al ente en lo que tiene de inmediato en su forma cotidiana de venir a la presencia, esto es, su carácter remisional. Para la interpretación de la así llamada comprensión primaria, apropiarse expresamente de un ente, es incorporarlo en su um-zu, articulando su finalidad, y resaltando su pertenencia a una totalidad respeccional, dentro de la cual la actividad tiene sentido.
Para esta forma primaria de la interpretación –asociada inmediatamente a la praxis- apropiarse de algo expresamente es emplearlo en aquello para lo cual está dispuesto; en otras palabras, la interpretación de la comprensión primaria se realiza dentro del contexto de la praxis. Para este nivel, interpretar un artefacto es emplearlo correctamente, en vistas a su finalidad, no hace falta que se realice ninguna determinación predicativa, ninguna expresa atribución de una propiedad a un sujeto. La comprensión primaria funciona perfectamente sin necesidad de la producción de un enunciado expreso; en otras palabras, la interpretación que acontece en el ámbito de la comprensión primaria tiene carácter antepredicativo.
“Esa forma de función de la interpretación, el «abordar algo en cuanto algo», no tiene necesariamente por qué expresarse de forma hablada en una proposición; mas bien, la forma gramatical de la proposición no es sino una forma de expresión de la proposición primaria y verdadera, que es ese abordar algo en cuanto algo”. 11
Esta forma de la interpretación, que se apropia de los entes en la adecuada manipulación, y que no requiere para su cumplimiento de la expresión de un enunciado que resalte en el ente sus aspectos significativos, recibe el nombre de Als existencial- hermenéutico [Existenzial- hermeneutische Als] Reiner Bast lo explica de esta manera:
“Este als existencial hermenéutico es el um-zu hecho expreso a través de la interpretación antepredicativa (condición respectiva)”.12
La misma noción es expresada por el propio Heidegger.
“En el tener que ver con algo no estoy realizando ningún enunciado temáticamente predicativo sobre ello. Por eso hay que insistir expresamente en el carácter antepredicativo de la estructura del «en tanto que»”.13
La comprensión primaria, inmediata y regular no requiere de la predicación ni la tematización para desarrollar sus proyectos prácticos. Ella vive en la articulación antepredicativa del sentido relacional del ente, su forma de expresar la articulación del sentido es la conducta, el propio comportamiento productor, que, sin emitir palabra alguna, ha logrado ahondar en lo que el ente tiene de más propio, y lo ha abierto con el comportamiento más correlativo: el utilizar.
Este «en tanto que algo», a partir del cual entiendo y que tengo ya de entrada aunque de modo atemático, en este «tener de entrada» no está concebido temáticamente, sino que yo vivo en la comprensión del escribir, del iluminar, del salir y entrar, y similares.14
Pues bien, el en tanto que (en su operar inmediato y regular) tiene, efectivamente, un carácter antepredicativo; pero este carácter, puede ser llevado a la explicitud de la expresión determinante. En el contexto de la comprensión primaria, la estructura Als se plegaba al perfil utilitario del útil, encargándose de articular al ente y su finalidad. El triunfo de la articulación significativa del Als se daba en el uso productivo del útil. Dijimos que en su forma primaria de manifestarse, la estructura Als se configura como un tener que ver con, pero este tener que ver con puede recibir una variación, si la atención del Dasein se aparta de la finalidad del ente, y se fija en el ente en sí mismo.
El enunciado que determina aparece como una modalidad del tener que ver con. En él, el en tanto qué ya no es obtenido de un para qué (esto es, de una remisión del ente), sino de la atención colocada sobre el ente mismo, del cual se extrae el como-qué de su venir a la presencia. La segunda forma de la interpretación, a la que dimos en llamar determinar, se concentra a sí misma en el ente mismo en tanto independizado del quehacer práctico, es decir, realiza un olvido de su um-zu. En el determinar no se tiende al ente en vistas a una producción, sino en vistas a sí mismo, al modo en que él adviene en tanto que disociado de toda producción.
“el als-was no se obtiene más desde la ocupación, sino desde el ente mismo, el artefacto es recortado de sus relaciones de remisión, y de la totalidad respeccional, y con eso, pierde también su zona [gegend]”.15
El correlato de este nuevo modo de aparecer del ente es, desde luego, una variación de la mirada de acceso a lo circundante, la mirada que ahora se dirige al ente ya no es la primaria visión ocupacional de la circunspección, sino la visión contemplativa, que busca propiedades en sujetos estables e independizados de la instancia productora. Este tipo de visión es llamado Contemplación [Hinsicht].
Con lo dicho, apenas comenzamos a adentrarnos en una temática repleta de sutilezas y cuestiones anexas. Hasta este punto sólo ha quedado claro que existen dos formas principales de la interpretación, o bien, dos modalidades del als: el Als hermenéutico y el Als apofántico, también se ha dicho que cada forma parece estar asociada a una determinada mirada de acceso al mundo, respectivamente: la circunspección y la contemplación, y que, por lo tanto, cada modo del Als una proviene de de una atención distinta puesta en el ente, a saber, un comportamiento que destaca el para qué del ente, o uno que se centra en el como qué de su venir a la presencia. Es en la estructura Als donde puede rastrearse la fundamentación existencial del pasaje de la actitud cotidiana a la actitud teorética. La actividad científica, que es descripta por Heidegger como una actitud y un comportamiento entre otros, puede ahora ser más precisamente interpretada como una variación de la modalidad del en tanto qué. Específicamente, nos referimos al surgimiento del en tanto qué apofántico a partir del hermnéutico, como condición de posibilidad del pasaje de actitudes, y en él, el origen de la ciencia.
“La reducción (einschränkung) existencial ontológica de la estructura als designa el carácter originado (abkünftigkeit) del modo de ser teórico desde el circunspectivo tener que ver con”.16
La variante apofántica de la interpretación realiza un procedimiento diferente que el de la comprensión primaria. En la circunspección el en tanto qué que permitía la apropiación del ente era obtenido de la finalidad para, es decir, del um-zu del artefacto. En la versión tematizante de la interpretación, el en tanto que, se obtiene de la consideración del ente en sí mismo, con independencia de cualquier finalidad práctica.
Esta conversión provocada por la variación apofántica de la interpretación puede ser descripta como una descontextualización individualizante17 El ente al cual el enunciado se refiere es recortado del contexto respeccional en el cual aparecía implicado en el originario quehacer ocupacional del Dasein. Este recorte produce una variación en el perfil por medio del cual el ente viene a la presencia: no ya como algo “a la mano”, sino como algo “ante los ojos”. La individualización, que acontece por vía de la separación del ente del contexto respeccional provoca una conversión objetivante, por medio de la cual el útil del trato cotidiano y antepredicativo, aparecerá ahora como mera cosa [Ding] u objeto [Gegenstand]. En el fenómeno de la enunciación predicativa, la atención del Dasein se fija sobre el ente con independencia de su participación en medio de un Mundo. Para Gethmann la tematización constituye “la objetivación en el sentido de la formación de una región ontológica”18 Es decir que el tematizar ofrece como resultado un ámbito de entes que funcionan como aquello de lo cual un discurso científico habla, y de este modo establece los fundamentos ontológicos de una específica ciencia.19
Esta variedad del Als recibe una denominación especial, puesto que sus funciones difieren en gran parte de las propias de la interpretación perteneciente a la comprensión primaria, aunque ciertamente se basan en ellas. El Als que se concentra en el ente en sí mismo, tal como viene a la presencia es llamado Als Apofántico [Apophantische Als].20
¿En qué consiste la dimensión apofántica del Als?, ¿que quiere decir aquí apófansis? En griego, fáinomai, o en su forma de voz media, fáinesthai significa manifestar, o hacer manifiesto, mostrar, hacer ver. A esta noción se le agrega el prefijo apó, que introduce la idea de lo realizado a partir de sí mismo.
En una serie de importantes análisis de la posición de Aristóteles en torno al problema de la verdad (GA19, 20, 21, 22, 29-30, 58, 61, entre otros), y la posibilidad de identificar al lógos (Enunciado, pero también Discurso) como su lugar propio, se aclara la postura del Estagitrita acerca de aquello que define al Lógos apofántico: Todo Lógos es semantikós, es decir, da a entender, pero sólo se denomina apofántico (que hace ver mostrando) a aquella forma del discurso en la que acontece el ser verdadero o ser falso esta posibilidad queda abierta puesto que el Lógos apofantikós es la única forma del discurso que tiene una tendencia específica al hacer ver mostrando.21
No todo discurso es mostrativo, es decir, tal que, en el modo de su dar a entender, tenga la tendencia específica meramente de mostrar lo que mienta en cuanto tal.22
El Lógos apofantikós es la única modalidad en la cual ocurre el ser verdadero o falso puesto que se trata de la única forma del discurso que pretende hacer ver algo en lo que ello es, ubicándose de este modo en el terreno de la concordancia con el modo de aparecer de lo ente. Existen formas del Lógos que no están asociadas a la función del mostrar, como por ejemplo la euché, el rogar; nosotros podríamos añadir innumerables casos adicionales como el preguntar, el ordenar, el sugerir, etc. El estudio de estos Logoi, afirma Aristóteles, corresponden a la retórica, y a la poética. El Discurso mostrarivo recibe una denominación que nos es mucho más conocida: la proposición enunciativa, o bien, enunciado determinativo o categórico. La estructura básica de este tipo de enunciado responde al esquema “S es P”.
Las reflexiones de Heidegger en el período de Marburgo nos enseñan que la ciencia, pero más profundamente, cualquier forma fáctica de la comprensión constituye un comportamiento del Dasein en el mundo, una Verhaltung. Esto vale, desde luego también para el enunciar.
Por potencia entendemos siempre la posibilidad de un comportamiento, es decir, la posibilidad de una referencia a lo ente en cuanto tal. El lógos es una potencia, es decir, es en sí mismo el disponer de un referirse a lo ente en cuanto tal.23
La intencionalidad de este comportamiento en particular queda caracterizada por el referirse al ente en su estado de descubierto, en su venir a la presencia desde sí mismo, y con independencia de alguna finalidad práctica. Desde luego, toda relación intencional implica una comprensión previa del ser del ente con el que se relaciona.
Para que algo pueda ser el objeto posible de una proposición enunciativa, aquello sobre lo que esta trate debe estar ya dado de antemano a la proposición enunciativa como develado [Enthülltes] y accesible de algún modo. La proposición enunciativa como tal no devela primariamente, sino que, de acuerdo con su sentido, se refiere siempre a lo previamente dado como develado.24
En el caso del enunciado, aquello que ya se encuentra revelado de antemano es nada menos que el manifestarse como unificado del ente y sus determinaciones, el presentarse del ente en tanto qué esto o aquello ante la comprensión que articula; en definitiva, nos referimos aquí a la manifestabilidad pre-lógica del ente. Por su carácter apofántico (mostrativo), el enunciado queda dirigido inmediatamente al ente referido, es decir, el enunciado no se realiza sobre imágenes, símbolos u alguna otra forma de la representación de lo ente en el supuesto plano “interior” de la existencia. Por el contrario, el enunciado esta referido por su propia esencia al ente en su modo de aparecer, y no a un representante suyo en la conciencia.
Hago una oración enunciativa no sobre representaciones, sino sobre aquello mismo que es mentado. Todos los momentos de la proposición enunciativa están determinados por su estructura apofántica.25
En un momento veremos que una de las características fundamentales del enunciado es el comunicar, el compartir [Mitteilung], lo que se comunica o comparte no es otra cosa que el común Ser-en-el-mundo, lo compartido es una relación común con el ente tal como se muestra por sí mismo. La comunicación no comparte representaciones ni imágenes sino una relación de comprensión hacia el ente mentado. Gracias a la comunicación posibilitada por el enunciado, Dos existencias pueden coincidir en el ente, esto es, compartir un modo de ser en el mundo una posible experiencia común en relación al ente mismo.
“uno puede acceder con otro a la misma relación fundamental con el ente, que es develado de la misma manera.” 26
Ahora bien, dijimos que el lógos apofantikós se caracteriza porque a él subyace la función de hacer ver mostrando, la de referirse al ente tal como él viene a la presencia. La tendencia del discurso apofántico es al hacer ver aquello sobre lo que trata. Pero ¿por qué hablamos de una variante apofántica del Als [Apophantische Als]? ¿Cuál es la relación de la estructura de la interpretación (el en tanto qué) con el discurso apofántico?. Para responder a esta cuestión debemos aclarar una característica fundamental del discurso mostrativo: Dijimos que el lógos apofántico es aquella forma del discurso a la cual subyace la posibilidad del ser verdadero o falso, del descubrir o encubrir, pues bien, tanto allí donde puede suceder lo encubridor como lo desocultante, ya ha ocurrido algo así como una composición (synthesis). “El fundamento de la posibilidad del desencubrimiento o del ocultar es este configurar una unidad”27 Entonces, ¿Qué es lo que se reúne en este reunir? No otra cosa que aquello que trata de ser mostrado en el mostrar, con el conjunto de sus determinaciones.
Dicho en lo fundamental: para poder mostrar algo en general -ya como es, ya como no es-, es decir, para poder desencubrir u ocultar mostrativamente, aquello que se trata de mostrar ya tiene que estar percibido de entrada en la unidad de sus determinaciones, desde las cuales y en las cuales es determinable explícitamente, y concretamente con el cáracter del en tanto que esto y esto.28
Desde luego, todo lo que puede llamarse síntesis también puede llamarse diéresis, ya que todo reunir encuentra su condición de posibilidad en el no estar juntos de los elementos que se reúnen.
Y precisamente este reunir es también un descomponer. Solo podemos mantener juntos lo uno con lo otro si este mantener juntos sigue siendo en sí mismo un mantener separados.29
Como puede verse, lo articulado, esto es, lo unificado en el discurso apofántico es el ente en el cómo de sus determinaciones, que aparece ante un único acto de intuición. Lo articulado es el ente en el cómo de su comparecer, en otras palabras, el ente en tanto que viene a la presencia desde sí mismo, y no en vistas a una finalidad práctica. El uso de la expresión en tanto que, busca resaltar aquí la correlación que se vislumbra entre el ente en tanto comparece como unificado con sus determinaciones, con la estructura Als, que, en el acto de enunciar apofántico articula lo que ya se había mostrado como unido en la comprensión primaria. Para la apófansis, el ente viene a la presencia en tanto que independizado de las finalidades prácticas, o dicho de otro modo, en tanto que se muestra desde sí mismo. Para que semejante advenir sea posible, el ente debe ya estar previamente abierto en la unidad de sus determinaciones, ya debe haber aparecido como unido ante la comprensión del Dasein. La posibilidad del enunciar mostrativo se funda en la estructura als, depende de ella, y recurre a ella para realizar sus procedimientos propios.
Ninguno de los modos de este mostrar, es decir, ninguna de las formas particulares en que se realiza, si, dicho de otro modo, son formas de realizar el enunciado mostrativo, puede negar la estructura del «en tanto que».30
En “Conceptos Fundamentales” Heidegger llega incluso a identificar la sýnthesis Aristotélica con la estructura Als de la comprensión primaria.
Cuando Aristoteles, en este contexto, habla de Síntesis, se esta refiriendo a lo que nosotros llamamos la estructura de «en tanto que». Se refiere a esto ciertamente sin entrar expresamente en la dimensión de este problema. La estructura de «en tanto que», el previo percibir.31
Esto demuestra, como ya pudo verse, que la estructura Als no es primaria, esto es, ella no aporta contenido, sino que se adapta al modo de aparecer del ente. El ente ya debe poseer una estructura sintética propia, para que el als pueda recogerla, articularla, apropiarse de ella, y, posteriormente – en el movimiento apofántico del determinar-, atribuirle al ente aquellas determinaciones que ya lo caracterizaban de antemano.
La pizarra negra tengo que haberla tenido a la vista ya en tanto que algo unitario para poder descomponer lo percibido en el juicio.32
Tanto el enunciado, como la interpretación antepredicativa, propia de la comprensión primaria, no tendrían nada que articular, nada que componer o descomponer, nada sobre lo cual ejercer sus operaciones, si el ente no se mostrase ya de una forma multifacético, potencialmente articulable.
Por todo lo anterior es que se afirma que la estructura del en tanto qué, es nada menos que la condición de posibilidad del logos apofántico. La estructura Als subyace a la predicación, y esto en dos sentidos: en primer lugar, el ente y sus determinaciones deben comparecer en una síntesis previa, a la cual el enunciar puede remitirse para realizar la articulción predicativa – y por ello sintética-diairética- del ente y su modo de aparecer; en otras palabras, el ente ya debe aparecer en tanto qué esto o aquello (aunque, desde luego, siempre desde un ver, haber, y concebir previos). En un segundo sentido, la estructura Als preexiste en lo que Heidegger denominó la Comprensión primaria, esto es, el “saber” inmediato y regular del quehacer práctico con artefactos. Para esta forma primaria de la interpretación, comprender un ente es dejarlo en libertad en su remisionalidad, en su um-zu. Esta primera forma de la comprensión es antepredicativa. Sin embargo, tal comprensión primaria opera como suelo para la variación que transforma al ente de algo con lo que la existencia se ocupa, a algo sobre lo cual la existencia se pronuncia. Esta formulación equivale a decir que el als apofántico presupone al als hermenéutico de la comprensión primaria, y constituye su variación tematizante.
En un punto anterior habíamos dicho que en el en tanto que se piensa una relación ahora podemos afirmar que la relación es doble: Por una parte, relación del ente con sus determinaciones, y por otra, relación del Dasein con el ente en su modo de ser tomado por el ejercicio pragmático de la existencia, (en su remisionalidad y finalidad), o por el enunciar apofántico, en el ejercicio del determinar. El en tanto que es un referir que reúne, tiende a un reunir, busca una síntesis33. Ese reunir es al mismo tiempo un descomponer. En GA 26, Heidegger explica de este modo el carácter doblemente relacional del enunciar apofántico (como modo de aplicación de la estructura Als):
No sólo la relación del Dasein juzgante con el sobre qué, sino que este sobre qué esta articulado en si mismo de forma relacional, enlazado relacionalmente. Esto quiere decir: la relación intencional del enunciado es en si misma una relación relacionante.34
Una relación relacionante significa: una relación hacia algo, que ocasiona a su vez un relacionar dos matices o aspectos que se manifiestan en ese algo, dicho específicamente: El enunciar constituye una relación del Dasein con el ente, que a su vez relaciona al ente con sus determinaciones (o más precisamente, explicita o realza esta relación que el ente ya manifestaba de suyo). Así queda delineado un panorama en el que la estructura Als hace su aparición en tres niveles; expuestos respectivamente de mayor a menor grado de derivación, el esquema quedaría planteado de esta manera: 1) El Als apofántico, que compone-divide al ente y sus determinaciones, 2) el Als hermenéutico, que de manera antepredicativa, incorpora al ente en vistas a su finalidad-para, y 3) La manifestabilidad prelógica del ente, esto es, el llano aparecer en tanto que esto o aquello del ente, ante una intuición simple que aún no predica ni determina.
Es importante destacar que, aunque el Als apofántico haya sido descripto como una relación relacionante, no debe interpretarse esta descripción como la superposición sucesiva de dos relaciones independientes. Por el contrario, la relación del Als apofántico con el ente es descripta por Heidegger como “una relación única, originariamente bifurcada”35 La relación de la comprensión del Dasein con el ente es sólo una; esta relación se bifurca, en uno y el mismo acto, en la intuición del ente, por una parte y sus determinaciones por otra. No percibo primero la pizarra, luego el negro, y finalmente, reúno a ambos en una predicación.
En el percibir esta pizarra, o en el traer ante la mente, en el pensar en ella, en la pizarra negra, y en nada mas, participamos de la realización del enunciado. Lo que primero se da en el enunciado es aquello sobre-lo-que enuncia.36
Para ejemplificar el modo en que al estructura Als, primero en su forma hermenéutica, y luego en su derivación apofántica, se refieren permanentemente a la estructura sintética por medio de la cual el ente viene a la presencia, Heidegger utiliza un ejemplo: una pizarra que se percibe como mal colocada en el contexto de un aula37 La mala posición no se nos ofrece como una propiedad añadida a un ente que sólo está ahí, sin ninguna carga significativa, sino que somos interpelados por la unidad del estar mal colocada de la pizarra. Esta mala colocación no es descubierta por medio de una reflexión acerca de la distancia y posición de los cuerpos en el espacio, sino por el simple y llano operar con los útiles del salón de clases. No ha hecho falta ninguna predicación para detectar el carácter mal colocado de la pizarra, ni tampoco la constatación de una característica que luego sería añadida al ente, por el contrario, vivimos inmediata y regularmente en la experiencia de la dificultad que la colocación de la pizarra representa para el normal transcurso de aquello en lo que nos encontramos inmersos: el desarrollo de la clase. Lo que se descompone en el enunciar es la unidad original de la pizarra y su mala colocación. Ahora bien, en el enunciar la descomposición de la forma sintética de aparecer el ente no provoca la cancelación de semejante unidad, sino que precisamente, la hace manifiesta. Podría decirse que la estructura Als refiere a una relación que tiene como correlato una síntesis, una unidad. Esa unidad es luego descompuesta, de tal modo que aquella unidad, lejos de desdibujarse, se patentiza y realza.
El enunciado -aunque, a su manera, abre- nunca nos lleva en absoluto ni primariamente ante el ente desencubierto, sino al contrario, la pizarra negra tiene que habérsenos hecho ya manifiesta en tanto que siendo así, si es que nosotros queremos enunciar mostrativamente sobre ella-.38
Tal vez este sea el motivo por el que una y otra vez se habla de la modificación que el enunciar introduce en la comprensión primaria como un realce o explicitación. Realzar significa aquí, hacer manifiesto, volver explícito algo que antes no lo era. Algo que aparecía originariamente como unido ante una intuición simple (un ente y sus determinaciones) es ahora llevado a la manifestación por medio de la distinción del ente (ahora en tanto sujeto) y sus propiedades (ahora en tanto predicados), y la posterior atribución explicitante de unas al otro. Lo que se realza en el realzar es “la relación implícita en el estado de cosas”.39
“Ese realce de “q” en cuanto algo que se encuentra en “S” realza en el fondo esa relacion entre “q” y “S”; es decir, el ser-amarillo de la silla, la cosa anteriormente sin articular se hace ahora visible a través de la articulación”.40
El término “explicitar” viene a dar explicación a la misma situación:
La predicación es primariamente un explicitar [Auseinanderlegen] lo dado previamente, y, sin duda, un explicitar manifestativo.41
Lo explicitado es lo que nosotros dimos en llamar la estructura sintética del ente, su comparecer en tanto que esto o aquello, en otras palabras, la manifestabilidad pre-lógica [vorlogische Offenbarkeit]42 de lo compareciente, una manifestabilidad que se coordina en la estructura Als, en un aparecer unificado del ente y sus determinaciones. En GA 26 se habla de esta manifestabilidad pre-lógica como correlato de una intuición ante-predicativa. Allí se dice, en una formulación muy interesante:
Si, en vez del juicio: “la pizarra es negra”, llevo a cabo la intuición: la pizarra -negra-, entonces ciertamente no 'afirmo' nada, por tanto, tampoco algo 'verdadero' o 'falso'.43
Vemos pues explícitamente (una de las pocas ocasiones en las que esta estructura aparece ilustrada en un ejemplo) en qué podría consistir una intuición antepredicativa o pre-lógica (pre-apofántica). Ella sería la incorporación conjunta del ente y sus determinaciones, sin que aún se realice ninguna afirmación o negación al respecto, sin que el discurso haya tomado para sí el aparecer sintético del ente para llevar a cabo su característico realce y explicitación, por medio del cual la originaria unidad de ente y determinaciones es llevada a la explicitud por vía de la separación. El simple percibir “pizarra negra”, que no pronuncia palabra ni articula determinaciones previamente separadas, es anterior a toda actividad apofántica de la interpretación.
El realce o explicitación efectúa al mismo tiempo una división del ente y sus determinaciones, es decir, se introduce en la esfera sintético-diairética, que compone dividiendo, o divide componiendo. Esta actividad sólo es posible – ya es sabido- sobre la base de un comparecer como unificado del ente en el cómo de sus determinaciones Lo que se realza en el realce es la así llamada manifestabilidad prelógica44 del ente.
La manifestabilidad antepredicativa tiene que ser ella misma un suceder tal que en él acontece un determinado dejarse vincular. Esto lo es la referencia previa a aquello que da la medida al enunciar mostrativo: lo ente tal como es.45
Esta noción se expande y aclara si atendemos a la siguiente afirmación:
El Logos apofantikos; solo descompone enunciativamente lo que ya es manifiesto, pero nunca configura por vez primera la manifestabilidad de lo ente.46
La manifestabilidad prelógica de lo ente nombra el estado de previamente abierto de un contexto significativo en el cual el ente hace su aparición. En el caso de la pizarra mal colocada, la manifestabilidad prelógica de la pizarra47 la abre en su relación con el contexto en el cual ella ocupa un lugar propio, contexto que se abre en y por el llano ocuparse antepredicativo de la existencia. La previa manifestabilidad del ente hace referencia a su puesta en libertad en el interior de un ámbito de uso. La puesta al descubierto de la manifestabilidad prelógica del ente implica siempre un previo estar abierto a la vinculatoriedad, es decir, una conducta de la existencia que se abre a la relación del ente con el contexto respeccional.
En “Los conceptos fundamentales de la metafísica” se afirma que los dos momentos que subyacen al Logos apofántico son, en primer lugar, el ofrecerse a la vinculatoriedad de lo ente en su conjunto, y en segundo lugar, el tener a la vista el contexto pragmático dentro del cual el ente ocupa un papel nodal.
En Ser y Tiempo, se describen tres características fundamentales del enunciado: La primera de ellas es la mostración. El enunciado hace ver al ente desde sí mismo, es decir, no se refiere a un acto psíquico ni a a una representación, por el contrario, el enunciado está definido por aquello a lo que se dirige, él es transparente ante lo por él mentado, y obtiene en ello su impleción48: el ente mismo en su estar presente.
La esencia del enunciado apofántico es el mostrar, el mostrar no necesariamente debe estar asociado a un descubrir, un enunciado encubridor también responde a la esencial tendencia al mostrar. Así aparecen todas las variedades formales de los enunciados, ellas dependen del en tanto qué del mostrar lo presente o lo no presente. El enunciado, queda definido por su tendencia fundamental al mostrar, al hacer ver. Esta tendencia encuentra cumplimiento tanto en un enunciado desocultador como en uno encubridor, el mostrar que encubre, también es una forma del mostar. A estas determinaciones se le añaden las posibilidades del afirmar o el negar (que no deben confundirse con la doble naturaleza del enunciado en tanto simultánea síntesis y diáiresis) los términos aristotélicos para la asignación y la denegación eran katáfasis y apófasis.
Mostración es mostración de lo presente en tanto que no presente, de lo no presente en tanto que presente, de lo presente en tanto que presente y de lo no presente en tanto que no presente (juicio formal negativo, juicio formal positivo, en tanto que juicio positivo verdadero y juicio negativo verdadero): lo presente o lo no presente en cuanto tal o bien no en cuanto tal. Dicho aún más en general: mostración es hacer ver lo presente en cuanto tal.49
El Als apofántico es, para usar otra formulación: el en tanto qué, que hace ver mostrando. Pero estas no son las únicas características del enunciado, aún faltan añadir dos determinaciones fundamentales para abarcarlo completamente: El enunciado posee una segunda función esencial: la determinación [Bestimmung], la cual se caracteriza por una “limitación direccional”50 de la mirada que se dirige al Mundo, un estrechamiento de la multiplicidad de aspectos por medio de los cuales lo intramundano viene a la presencia, y la fijación de la atención en uno de ellos. La mirada que pone de manifiesto el “puro aspecto” del ente, es la que da lugar a la aparición de las propiedades predicativas, características del discurso tematizante, y, últimamente, científico. De este modo, el enunciado queda constituido como la determinación por medio de la cual, a un sujeto (el ente, recortado del contexto pragmático) le son atribuidos una serie de predicados (propiedades, que aparecen como resultado de la parcialización de la mirada, y el realce de alguno de sus puros aspectos). El objetivo de la determinación es que lo presente se manifieste explícitamente en su determinación.
La segunda significación del enunciado tiene su fundamento en la primera. Los miembros de la articulación predicativa —sujeto y predicado— surgen dentro de la mostración. No es la determinación la que descubre, sino que, en cuanto modo de la mostración, empieza, precisamente, por reducir la visión a lo que se muestra en cuanto tal.51
A su vez, el enunciado cumple con una última función: la comunicación [Mitteilung] o expresión verbal. Consiste en un hacer ver en comunión con otros aquello que es mostrado determinativamente. En cada caso, lo que se comparte en la comunicación es el “estar fuera”, el carácter abierto del ser-en-el-mundo, al que le corresponde, con igual originariedad, un ser-con-otros [Mitsein]. El enunciado prepara lo experimentado para la expresión que comparte. Lo enunciado puede ser compartido sin necesidad de que el ente mentado esté en una proximidad visible. De hecho, el papel de conservación representa una de las funciones más características del enunciar. La mostración enunciativa conserva al ente para comunicarlo, y en ese conservar se vuelve capaz de trascender la proximidad espacial y temporal (en sentido cuantitativo) Por ello el enunciado puede decir no sólo lo presente, sino también lo pasado y lo futuro, no sólo lo cercano, sino también lo lejano y lo ausente.
El Dasein únicamente es capaz de comunicar porque ya siempre ha con-vivido, puesto que el ser-con le pertenece esencialmente. De estas tres dimensiones funcionales del enunciado se extrae una caracterización que unifica las tres funciones descriptas: “mostración que determina y comunica”52. Esta expresión es amplificada por Vigo en la siguiente: “mostración indicativa que participa comunicativamente en el modo de la determinación predicativa”.53
Todo enunciado dice “algo acerca algo”54, y esto revela la fundamental fundación del enunciado apofántico en la estructura hermenéutica de la existencia. Este descubrimiento, y el consiguiente tratamiento de la fundamentación del enunciar temático en el comprender pre-científico exhibe un valor fundamental para delinear las características de la concepción existencial de la ciencia. Guignon lo explica de este modo:
“Heidegger desarrolla la derivación de la actitud teorética por medio de un análisis de la conversión que ocurre en la transición del “en tanto hermenéutico” de la cotidianidad involucrada en la ocupación en el mundo, al “en tanto apofántico” de las meras proposiciones o afirmaciones acerca de las cosas. El en cuanto apofántico se refiere a nuestro modo de encontrar el mundo mediante la formulación de creencias explícitas acerca de objetos”.55
Y más adelante se afirma:
“La génesis ontológica de la ciencia comienza mostrando cómo este en tanto hermenéutico de la cotidianeidad se convierte en el modo de la explícita tematización de entidades de acuerdo al en tanto apofántico del enunciar, el cual caracteriza la actitud teorética”.56
Como pudo verse hasta este punto, la conversión del Als hermenéutico en el apofántico constituye un movimiento inherente al traspaso de la actitud cotidiana de la ocupación a la actitud teorética y contemplativa de la ciencia. La conversión del Als permite que el ente suspenda su implicancia pragmática y comparezca ante el comprender como algo que es “en-sí”, definido por propiedades predicativas. En Ser y tiempo se afirma que el movimiento fundamental por el cual se constituye una ciencia es la tematización.
“La totalidad de ese proyectar del que forma parte la articulación de la comprensión del ser, la delimitación del ámbito de objetos, guiada por esa comprensión del ser, y el bosquejo del aparato conceptual a la medida del ente, es lo que llamamos tematización”.57
La idea de tematización representa un concepto complejo y repleto de sutilezas, su sentido incluso varía a lo largo del período de Marburgo, sin embargo, podemos expresar sumariamente que la temaización nombra al menos dos fenómenos co-implicados: Por un lado, el desarrollo expreso de un modo de la comprensión del ser, un modo de comprender dirigido exclusivamente a desocultar el ente en sus determinaciones - desarrollo que culmina en la delimitación de una región ontológica caracterizada por una serie de conceptos fundamentales-; Por el otro, la tematización nombra la conversión de un ente en tema de un discurso apofántico (de los cuales se compone la ciencia, en sentido lógico). En efecto, en GA 21 Heidegger se refiere a la tematización como la conversión de con qué de un tener que ver con (estructura básica del Cuidado) en el acerca de qué de un mostrar enunciando58. Este segundo sentido de tematización, coincide con el fenómeno que hemos estudiado hasta este punto, la conversión de la estructura Als.
Nuestro estudio nos ha llevado a divisar el hecho de que, en un sentido u otro, la conversión del en tanto qué se encuentra en la base de la actividad científica como su condición de posibilidad, ya sea a modo de fundación de una región ontológica, o como conversión del ente en tema de un discurso. Cabe destacar, como última noción, que la idea de tematización aparece frecuentemente relacionada con la de objetivación [Vergegenständlichung]. Ambos conceptos aparecen tan relacionados que incluso parece sugerirse una coincidencia del sentido de ambos 59 Lo que debe destacarse es que la transformación de un ente en objeto de un saber científico también se pliega a la estructura Als, es decir, un ente accede al terreno de la ciencia cuando es objetivado, pero no “así sin más”, sino en tanto que un ente perteneciente a un ámbito de objetos determinado de antemano. El objeto, siempre es “objeto de”, “de la biología”, “de la psicología”, “de la ontología”. El en tanto qué sigue rigiendo (y acaso, con su mayor fuerza) a la hora de determinar los límites y objetos temáticos de una ciencia.
Compilador de las Actas de las II
Jornadas internacionales de Hermenéutica: la hermenéutica en diálogo
con las ciencias humanas y sociales: convergencias, contraposiciones y
tensiones. Luciano Mascaró y Adrián Bertorello (comp.). Buenos Aires,
07/2011. ISBN 978-987-27903-0-1
Fecha de Recepción: 20 de noviembre de 2013
Fecha de Aceptación: 29 de diciembre de 2013