Observaciones Filosóficas - Neoliberalismo y Biopolítica: onto-tecnología de la autorregulación o “la producción de sí” en Michel Foucault
Este texto procura mostrar que en Colombia, a finales de la década de los 80 y comienzos de los años 90, es posible rastrear la emergencia de un imperativo ético vinculado con el neoliberalismo, la empresa y el mercado, que Michel Foucault denominará “ser empresario de sí mismo”. En esta misma época (1986-1990) surgió en Colombia la revista “mujer ejecutiva” con la que se pretende analizar el funcionamiento de dicho imperativo y el surgimiento de una “nueva” mujer: la mujer trabajadora como efecto de la producción de un cierto tipo de deseo, y la consolidación de un mundo empresarial.
En primer lugar, se analizará el neoliberalismo a partir de los libros Nacimiento de la biopolítica y Seguridad, territorio y población, no sin antes tener en cuenta lo que se concibe la lectura tradicional del mismo. En segundo lugar, se abordará la categoría empresario de si mismo que se sobreviene de un análisis del neoliberalismo en clave foucaultiana. En tercer lugar, se presentará una descripción de la revista “Mujer ejecutiva” con el fin de rastrear los lineamientos generales hacia los cuales se dirigieron sus publicaciones. Finalmente, se mostrará cómo el modelo de mujer que propone la revista sigue los lineamientos conceptuales de la categoría “empresario de sí mismo” esbozada dentro del marco neoliberal.
En este punto es necesario hacer una breve referencia a las clases de Michel Foucault en el Collège de France de 1979, publicadas bajo el título de Nacimiento de la Biopolítica, en las que se afirma que el neoliberalismo más que una teoría o una ideología debe ser entendido como una tecnología3 de gobierno, encargada de conducir la conducta de la población y que emerge en Europa y los Estados Unidos durante la década de los años 70, en lo que el filósofo francés denominará el ordoliberalismo alemán y el neoliberalismo norteamericano respectivamente. En general, dichas técnicas buscan crear actores económicos que no requieran de la vigilancia heterónoma de un agente externo (el Estado), sino más bien, una de tipo autónomo a partir de la cual los sujetos mismos potencien sus habilidades y libertades dentro del ámbito del mercado: lo que se puede traducir en el imperativo ético de ser empresarios de sí mismos.
El neoliberalismo puede asumirse desde dos puntos de vista, uno “tradicional” concebido desde el modelo económico y otro “genealógico” pensado desde las prácticas y/o las subjetividades. En la lectura tradicional que ocupa a diversos autores como Ana María Ezcurra4, Susan George, Perry Anderson5, Atilio Borón6, Göran Therbon, Theotonio dos Santos7o Éric Toussaint8, el neoliberalismo es definido como una ideología o una superestructura, que surgió después de la segunda guerra mundial como una reacción teórica y política al estado de Bienestar9. Uno de los textos considerados de origen del neoliberalismo es el libro Caminos de Servidumbre de Friedrich Hayek publicado en 1944, que puede interpretarse como un ataque contra cualquier limitación del mecanismo del mercado por parte del Estado. De este modo, cualquier forma de colectivismo o movimiento que tenga como finalidad la justicia social terminará inevitablemente en una tiranía, para lo que toma como ejemplos a Rusia y a la Alemania Nazi.
Para Hayek, el mercado es un mecanismo que se autorregula y el mejor instrumento para asignar recursos y satisfacer necesidades, por eso se opone al Estado de Bienestar, y de manera general al Estado como dispositivo de redistribución de los beneficios. De ahí que desde las tesis neoliberales se predique un Estado mínimo y se consolide un fuerte discurso antiestatista. Friederich Von Hayek desde la Escuela de Friburgo y Milton Friedman desde la Escuela de Chicago, argumentaban que el igualitarismo promovido por el Estado de Bienestar destruía la libertad de los ciudadanos y la vitalidad de la competencia de la cual dependía la prosperidad de todos. Las raíces de la crisis estaban localizadas en el poder excesivo de los sindicatos y del movimiento obrero que socavó las bases de la acumulación privada con sus reivindicaciones sobre los salarios y sobre la seguridad social. Tales procesos ocasionaron que el Estado aumentase cada vez más sus gastos sociales, hasta el punto de la inviabilidad por la cantidad de déficit generado, estos procesos destruían los niveles de ganancia de las empresas que acabaría con una crisis generalizada de las economías del mercado.10
Siguiendo a Ana María Ezcurra, en la obra anteriormente citada, el neoliberalismo ordenó una agenda política cuyo objetivo central era el crecimiento económico. La idea subyacente se relaciona con el concepto de desarrollo, capitalismo y modernidad, es decir, la idea de que el progreso técnico y el crecimiento económico van de la mano y actúan necesariamente en pro de la humanidad al mejorar sus condiciones materiales y de vida. De esta manera, el neoliberalismo tiene como propósito expandir la producción dentro del libre juego del mercado.
Este proceso de acumulación necesita promover el crecimiento del capital privado y el aumento de las tasas de ganancia pero ¿Cómo elevar dichas tasas? He aquí uno de los postulados más fuertes del neoliberalismo: se debe patrocinar la reducción de costos salariales, comprimiendo el valor de la fuerza de trabajo (producción de mano de obra barata). En este sentido, los Estados deben implementar una serie de políticas de flexibilización laboral unidas a una política de recorte del gasto público social, en el que la desigualdad se convierte en un valor positivo para dinamizar la acumulación privada y el crecimiento económico. En síntesis, en lo referente al neoliberalismo en su visión clásica se enarbolan dos banderas se van a ver representadas en diversas políticas de Estado y de mercado. Por un lado, se busca promover el máximo de crecimiento económico cuya base es el libre mercado. Por otro lado, se busca reducir los costos de la fuerza de trabajo y el gasto publico social, tareas que eran mediadas por el Estado y que para los teóricos del neoliberalismo habían producido la crisis del Estado de Bienestar.
La mayoría de autores de esta vertiente tradicional ubican el advenimiento del neoliberalismo histórica y políticamente en las administraciones de Margaret Thatcher en Inglaterra y Ronald Reagan en Estados Unidos. Dicho programa se expandió en América Central con la crisis de pago de la deuda externa en México en el 1982, que ofreció una buena oportunidad para lo que se llamó la implantación de ajustes estructurales dirigidos por las agencias del Bretton Woods11 quienes fijaron – e impusieron gracias a su rol de acreedores- una serie de políticas económicas de alcance mundial que consistían, según Pedro Vuskovic12, en adelantar una serie de reorganizaciones a nivel estatal para favorecer la libre operación de los mercados y la reducción del poder de regulación de los Estados. Lo anterior supuso la privatización de las empresas estatales, de bienes y servicios como la salud, educación, vivienda, seguridad, lo que implicaba una fuerte reducción del gasto público, impulsando políticas salariales restrictivas, y la restauración de una tasa natural de desempleo o sea la creación de un ejército de reserva para quebrar los sindicatos y mantener la mano de obra más barata, calificada o no, además implicaba una política de reducción de impuestos.
Ahora bien, siguiendo a Perry Anderson cabe preguntarse ¿Qué hicieron estos gobiernos en la práctica durante este período de consolidación del proyecto ideológico neoliberal?:
Los gobiernos de Thatcher contrajeron la emisión monetaria, elevaron las tasas de interés, bajaron drásticamente los impuestos sobre los ingresos altos, abolieron los controles sobre los flujos financieros, crearon niveles masivos de desempleo, aplastaron las huelgas, impusieron una nueva legislación antisindical, recortaron los gastos sociales, finalmente lanzaron una fuerte política de privatización, comenzando por la vivienda pública y pasando por las industrias básicas como el acero, la electricidad, el petróleo, el gas y el agua (…) Reagan en Estados Unidos realizó algunas de estas reformas pero su economía se centro en una economía de guerra.13
No se puede olvidar que durante la década de los años 70 y 80 se dio también un importante reordenamiento ideológico que incluía como componente central: un anticomunismo intransigente que fue vivido en la historia de la humanidad en su mayor intensidad durante dichos años. En efecto, desde comienzos de los años 80 dentro del contexto de la guerra fría se recalca la importancia por la lucha ideológica. Recordemos algunas palabras de George Bush padre emitidas el 5 de Agosto de 1991:
“Esta noción de mercados libres y gente libre (…), esta aventura conjunta y arriesgada entre la libertad política y económica, este es el espíritu del capitalismo democrático (…) algunos lo llaman sueño americano, pero resulta que es más que eso: es el sueño universal”14
En consecuencia, el sueño americano como una historia local se transmutó en un diseño global, en un ideal de homogenización planetaria, algo que permitió que se ejerciera por parte de los EEUU una política intervencionista que diseminó los modelos domésticos alternativos de sociedad en el Sur y en el bloque comunista. Para la política exterior de Estados Unidos, un mundo de democracias libres era un mundo más seguro, de manera que se configura una visión democrática de la seguridad que paradójicamente protegió y dio impulso a cruentas dictaduras por todo el continente latinoamericano aliadas con EEUU y su idea de la defensa a ultranza de la democracia y la implementación económica de la ideología neoliberal.
En esta lectura clásica del Neoliberalismo es importante traer a colación el año de 1989 y el colapso de la Unión Soviética, que marcó el advenimiento de ideas como las del politólogo Francis Fukuyama15 con el fin de la historia y el último hombre. Esta tesis se refiere a la abolición de la evolución ideológica de la humanidad interpretando que el avance del liberalismo político y económico son una muestra inquebrantable de la democracia, en tanto idea es la última modalidad de gobierno humano, la más perfecta, con su obvio correlato económico: el neoliberalismo.
En la época de los años 90 se da una tendencia a la transformación global de la sociedad que se acentúa en la medida en que el capitalismo democrático neoliberal se convierte en el único camino viable "derrumbadas" las visiones socialistas del mundo. En rigor, desde el comienzo de la década de los años 90 se perfila a nivel planetario un proyecto de sociedad homogénea. Finalmente para la lectura tradicional, el programa neoliberal con una potente fuerza ideológica aún detenta un dinamismo continuado, no agotado, un liderazgo y poder político importantes.
En Colombia también es posible rastrear una lectura de corte tradicional del neoliberalismo concebida desde el modelo económico en autores como Homero Cuevas16, Jorge Robledo17, Jairo Estrada18, Hugo Fazio Vengoa19.
La segunda lectura sobre el neoliberalismo es la que se denomina en este artículo como genealógica, cuyo más notable representante es el filósofo francés Michel Foucault. Para este pensador el neoliberalismo es una tecnología de gobierno que tiene como finalidad la efectividad de la economía mediante la generación de una serie de condiciones artificiales que logren la autorregulación en los sujetos morales, en otras palabras, que los gobernados coincidan en sus deseos, esperanzas, necesidades y modos de vida, con los que han sido prefijados y codificados por el mercado. En este sentido, la mercantilización hace parte de la propia vida de todos los agentes, de su cotidianidad y su intimidad, para que éstos sean sujetos morales capaces de tomar sus propias decisiones pero dentro del marco de la racionalidad neoliberal20.
El propio Foucault, en la clase del 14 de febrero de 1979, explica que el objetivo de la política neoliberal es la multiplicación de la forma empresa dentro del cuerpo social y dentro de todas las formas de comportamiento. En este orden de ideas, los individuos deben abandonar sus ámbitos de seguridad “ontológica” a cargo del Estado y empezar a gobernarse a sí mismos de tal modo que puedan ser responsables y capaces de gestionar sus propios riesgos. Esta multiplicación de la forma empresa a nivel social introduce al mercado en las llamadas actividades no mercantiles, como la salud, la seguridad, social, la educación, la justicia, convertidas ahora en una empresa más. Lo anterior genera una cultura englobante e integral cuyo propósito ultimo es la creación de un “hombre” que en última instancia y hasta en los mínimos aspectos –la relación con la propiedad privada, la relación con su familia, su pareja, su jubilación- es una empresa permanente y múltiple.21
En la genealogía trazada por Foucault, el neoliberalismo como tecnología de gobierno reacciona ante la transformación de la racionalidad liberal según la cual la libertad del individuo solo puede ser garantizada por la intervención del Estado. Dicha crisis está directamente relacionada con el llamado Welfare State:
En eso consiste precisamente, la crisis actual del liberalismo, es decir el conjunto de los mecanismos que desde los años 1925, 1930, intentaron proponer formulas económicas y políticas que dieran garantías a los Estados contra el comunismo, el fascismo, esos mecanismos, garantías de libertad, establecidos para producir ese plus de libertad o, en todo caso, para reaccionar ante las amenazas que pesaban sobre ella, fueron en su totalidad del orden de la intervención económica, es decir, de la obstrucción de un modo u otro, de la intervención coercitiva en el dominio de la práctica económica.22
Ante esta crisis, la programación neoliberal se ancla en dos puntos históricos diferentes, y tiene dos formas distintas. La primera surge con la República de Weimar, la crisis del 29, el desarrollo y crítica del nazismo y la posguerra. La segunda emerge en Norteamérica y se refiere a la política del new deal al mandato de Roosevelt, con los programas de asistencia y las administraciones de Truman, Kennedy y Johnson; vale resaltar que para Foucault el presente se encuentra implicado en estas dos formas de neoliberalismo. La primera forma, denominada como ordoliberalismo alemán, estaba ligada a los planteamientos de Ludwing Edhardt quien afirmaba la necesidad de una fundación económica del Estado toda vez que el fin del nazismo y la ocupación de los aliados en Alemania habían generado una situación de No-Estado. La Alemania de la posguerra busca entonces organizar la economía y luego crear el Estado. La pregunta era entonces ¿cómo hacer del mercado la condición de posibilidad de la existencia del Estado? La respuesta es creando determinadas condiciones para que los alemanes se vieran obligados a ser libres23.
Foucault muestra cómo la racionalidad neoliberal alemana no es una continuidad frente a la tecnología liberal de gobierno, ya que este última se basaba en la idea del laissez-faire mientras que los neoliberales desconfían de la concepción naturalista del mercado. Se promulga, de esta manera, una intervención política que sea capaz de establecer unas condiciones artificiales de competencia. De este modo, el neoliberalismo construye un medio ambiente interviniendo no directamente sobre el mercado si no en las reglas del mercado, creando así las condiciones de posibilidad de la competencia.
Crear una estructura de competencia significa que la función del Estado ya no es proteger al ciudadano (por ejemplo, mediante políticas de pleno empleo, seguridad social, control sobre los precios etc.), sino crear las condiciones para que el ciudadano mismo se convierta en un actor económico que pueda moverse con independencia del estado esto es lo que los ordoliberales llaman una Sozialpolitik: no “igualar” a todos mediante la cobija protectora del Estado, sino generar condiciones para que las desigualdades puedan entrar en el mecanismo de la competencia.24
En cuanto al neoliberalismo norteamericano, Foucault afirma que responde a tres elementos contextuales: el new deal, la crítica al new deal y la política keynesiana de 1933 y 1934 implementada por Roosevelt con la correlativa emergencia de la Escuela de Chicago. Este neoliberalismo se diferencia del alemán en tres aspectos: primero, el liberalismo en EEUU entró desde el siglo XVIII como principio legitimador del Estado mientras que el liberalismo en Europa funcionó como un límite al poder Estatal. Segundo, el liberalismo se convirtió en un punto central y fuente de debate en las discusiones políticas en Norteamérica, mientras que en Europa el centro del debate político en el Siglo XIX fue la unidad de la nación, la independencia y el Estado de Derecho. Tercero, El no liberalismo en Norteamérica (las políticas intervencionistas, los programas económicos o sociales, entre otros) se manifestó en la mitad del siglo XX, como un elemento amenazante en la medida en que buscaba introducir propósitos socializantes. De ahí que la crítica a este no liberalismo encontró lugar tanto en la derecha, mostrando una hostilidad hacia todo lo que pareciera socialista, y en la izquierda, contra el desarrollo de un Estado imperialista y militar25.
El neoliberalismo norteamericano será definido por Foucault como toda una manera de ser y de pensar, como un estilo de análisis y una grilla de desciframiento histórico y sociológico, un tipo de relación entre gobernantes y gobernados mucho más que una técnica de los primeros ante los segundos como lo fue en Europa específicamente en Alemania y Francia. En otras palabras, el neoliberalismo norteamericano fue una radicalización del ordoliberalismo alemán. Para Foucault en el neoliberalismo norteamericano surgen dos elementos: el capital humano, y el problema del análisis de la delincuencia y la criminalidad que son a su vez métodos de análisis y tipos de programación26.
En lo referente a la teoría del capital humano, cuyos representantes son Theodore Schultz, Gary Becker y Jacob Mincer busca reintroducir la categoría de trabajo en el análisis económico fuera de la categoría de tiempo, o en la forma marxista de abstracción para ubicarlo en la perspectiva de quien trabaja. La teoría del capital humano se pregunta por el cómo utiliza el trabajador los recursos escasos de los que dispone. En definitiva, estudiar al trabajo como conducta económica practicada. Desde este punto de vista, para el trabajador “el trabajo no es una mercancía reducida por abstracción a la fuerza de trabajo y el tiempo durante el cual se le utiliza (…) el trabajo comporta un capital, es decir una aptitud, una idoneidad”27.
En cuanto a la grilla de inteligibilidad economicista, el neoliberalismo norteamericano hace de la criminalidad y el funcionamiento de la justicia el lugar de la acción en términos de mercado. El costo para un país del sistema penal y judicial, o de la circulación de los ladrones ya no es solo síntoma del mal funcionamiento del sistema punitivo, sino que al ser filtrada “la práctica penal a través de un cálculo de utilidad”, situándose en la perspectiva de quien comete el crimen, éste es entendido como serie de acciones que produce cualquier “hijo de vecino” que pueden ser interpretadas como un comportamiento económico y ser controlado como tal. Por lo tanto, el criminal que invierte en una acción y se arriesga a una perdida, ser castigado por su acción, desde este punto de vista el sistema penal no se enfrenta con criminales sino con sujetos que produce cierto tipo de acciones, es decir “tendrá que reaccionar ante una oferta de crimen”28.
En definitiva, el neoliberalismo norteamericano como grilla de desciframiento histórico y sociológico busca analizar una serie de ámbitos u objetos, o comportamientos o conductas que no eran propios del mercado de una manera economicista, llámese delincuencia, matrimonio, educación o el crimen29.
Podría pensarse que un autor como David Harvey se encuentra dentro de esta misma línea pues define el neoliberalismo como una “teoría de prácticas económicas y políticas que afirma que la mejor manera de conseguir el bienestar humano es alentar las capacidades empresariales y libertades del individuo. En este sentido el papel del Estado es crear y preservar un marco institucional que proteja la propiedad privada, el libre comercio y los mercados libres”30. Para Harvey, el neoliberalismo apunta a maximizar el alcance de las transacciones mercantiles a través de "la desregulación, la privatización y el recorte del Estado de muchos ámbitos de prestación social"31. No obstante, no basta con plantear el neoliberalismo como una práctica para ubicarse dentro de una concepción genealógica, si el análisis sigue atado al lugar institucional, al mercado y a la economía dejando de lado el aspecto de lo cotidiano.
Esta segunda forma de entender el neoliberalismo supone ir más allá del concepto de ideología, ubicándolo como una práctica, como una técnica de gubernamental, parafraseando a Gilles Deleuze en su libro dedicado a Foucault, el neoliberalismo actuaría no solo a través de la violencia o de la ideología, unas veces reprimiendo, otras engañando o haciendo creer, unas veces policía y otras propaganda. Al ser entendido como tecnología de gobierno, el neoliberalismo más que reprimir produce realidad, más que ideologizar, abstraer u ocultar, produce verdad configurándose como un sentido común, como una forma de ser y habitar el presente.
Tradicionalmente el neoliberalismo pareciera significar la ausencia del Estado, su pérdida en términos de fuerza y en el abandono de todos sus lugares de regulación. Lo novedoso de la postura, que acá se ha denominado genealógica, es que el neoliberalismo es entendido como una racionalidad de gobierno, es decir como “una reorganización política que abarca no solo el gobierno de la vida económica, sino también el gobierno de la vida social e individual”32.
En Colombia es posible observar una lectura genealógica en autores como Santiago Castro-Gómez, Zandra Pedraza33, Daniel Díaz34, aunque este último no trata directamente el tema del neoliberalismo como un habitar el mundo, da una pista importante cuando describe las estrategias biopolíticas en Colombia dese el año de 1980 y la ruptura que se demarca con la Constitución de 1991 como un punto de inflexión biopolítica, donde se inicia la gestión de las diferencias. Con la emergencia del discurso multicultural sobre el horizonte del imperio (la propuesta del ya famoso libro de Michael Hardt y Antonio Negri) en donde cada cual tiene un terruño, los niños, los afros, las mujeres, los homosexuales o los punkeros, “ya no hay marginados ni anormales, pues la nueva biopolítica los gestiona a cada uno sobre el gran suelo universal del capitalismo”35.
En el estudio del profesor Santiago Castro-Gómez sobre la Historia de la gubernamentalidad, la razón de estado el liberalismo y el neoliberalismo en Michel Foucault, se afirma que la racionalidad liberal sufrió una transformación -descrita por Foucault en la clase del 24 de Enero en el College de France- que consiste en la introducción de mecanismos de control económicos desde el keynesianismo pero también la intervención del Estado en diversos ámbitos de la vida social. Se fortalecen así los vínculos sociales mediante políticas de pleno empleo, la vivienda, la seguridad social, la educación gratuita, el cuidado de la familia, los beneficios a sindicatos y cooperativas, etc. El Estado dota de seguridad ontológica a la población, y esta le retribuye al comprometer su libertad.
No obstante, en el neoliberalismo el Estado ya no funciona como ese pastor de almas que protege a la población de los riesgos que pueden amenazarla, al contrario se hace necesario llevar a cabo una política social que busca que cada individuo cubra sus propios riesgos, subjetividades diferenciadas y creativas que empiezan a cubrir sus riesgos de salud, vejez y muerte36.
En la clase del 14 de Marzo de 1979 cuando Foucault describe el neoliberalismo norteamericano, afirma que éste puede entenderse como un retorno al homo economicus de los liberales clásicos pero con un desplazamiento importante. Para los liberales clásicos el hombre económico es el socio del intercambio, mientras que para el neoliberalismo el homos economicus es el individuo capaz de ser “empresario de sí mismo”. El hombre que se produce a sí mismo, que es su propio capital y por lo tanto la fuente de sus ingresos37).
Como lo muestran Hardt y Negri38, el capitalismo se ha transformado y la forma empresa implica un nuevo sujeto que ya no produce bienes, sino que el modelo mayoritario es aquel sujeto que produce su propia satisfacción dentro de un proceso de informatización de la producción. De este modo, retornando al diagnóstico foucaltiano, el consumo se transforma en una actividad de empresa en el que el individuo, sobre la base de un capital que ya posee (capital humano), produce su autosatisfacción. De ahí que los actos como buscar empleo, o el entretenimiento son considerados actos de inversión y no de consumo, por lo que se transforma el placer sensual, el bienestar corporal y la felicidad en factores económicos.
En este punto es necesario hacer referencia a lo que Foucault entiende por capital humano. Para el pensador francés, esté se encuentra compuesto de dos elementos, unos innatos y otros adquiridos. El capital humano innato es un conjunto de habilidades con las que cada individuo nace y que pueden ser modificadas genéticamente para reconocer y prever los riesgos de la existencia. Según Foucault, se vislumbra una actuación en la genética del ser humano para aumentar este capital humano. Por tal razón, el capital humano y la intervención de la genética están ligados con la reaparición de nuevas formas de racismo39.
En lo tocante al capital humano adquirido, éste puede definirse como las inversiones estratégicas que el individuo hace sobre sí mismo, para potencializar su capital humano innato, por ejemplo la educación es vista como una inversión en la que el sujeto consigue cierta mejora, optimizando sus capacidades y sus habilidades para edificarse como “empresariable”. Razón por la que educarse hoy significa mejorarse y hacerse más “apreciable” para el mercado. Con ello, se integran elementos que antes no hacían parte del mercado.
Los neoliberales pasan por esta nueva grilla económica ámbitos que antes eran inimaginables dentro del análisis economicista: la vida del niño, la relación con la madre, y el migrante. En ese orden de ideas, tanto el niño, como la madre, el educando y el migrante realizan una inversión sobre si mismos con la que quieren una mejora, ya sea en términos de ingresos o en términos de autosatisfacción, como se dijo anteriormente.40
De este modo, el individuo que no logre incrementar su capital humano es considerado como “fracasado” en su empresa individual, no es capaz de alcanzar el “éxito”, pero ya no por factores externos como la corrupción en el Estado o la crisis económica, sino por su falta de estrategia al escoger sus inversiones, la empresa individual fracasa, por que el individuo no realizó las suficientes acciones (inversiones) sobre sí mismo o no acertó en las elecciones de dichas acciones.
Ya en Gilles Deleuze, cuando se plantea el paso de las sociedades disciplinarias a las sociedades de control, se muestra como el modelo de la fábrica es sustituido por la forma empresa, siendo esta última “un alma” que instituye en los individuos una rivalidad interminable a modo de sana competencia, por lo que “contrapone unos individuos a otros y atraviesa a cada uno de ellos, dividiéndolos interiormente. El principio modulador en el que los salarios deben corresponderse con los méritos” El hombre ya no está encerrado sino endeudado41, busca desesperado la formación permanente, se moviliza, se desplaza todo el tiempo, se flexibiliza, ante la proliferación de la forma empresa a nivel social y molecular.
Las decisiones cotidianas del empresario de si mismo se convierten en acciones estratégicas que le sirven para optimizarse como “máquina” productora de capital, hoy en el neoliberalismo, entendido como tecnología de gobierno, se busca llegar a conducir hasta la conducta íntima. Por ejemplo, el matrimonio es visto como una transacción y una inversión emocional, adiós al nexo romántico o la fusión de almas, la pareja funciona como una unidad de producción. El matrimonio es una estrategia más del sujeto empresario de si mismo, un campo en el que se requieren desarrollar los mismos valores que son necesarios para obtener éxito en los negocios: “independencia emocional, seguridad, dinamismo y carácter. De este modo se convierte la economía en una ciencia del comportamiento humano”42.
El hombre y la mujer en el neoliberalismo deben aprender a vivir sobre el riesgo permanente, vivir peligrosamente, y ser un empresario de si. Tareas como aprender a gestionar y a invertir de la mejor manera su capital humano, reinventarse todo el tiempo, incrementar sus activos intelectuales, y corporales para poder desplazarse de un ámbito a otro, en palabras del profesor Santiago Castro-Gómez
“Lo que más interesa a la tecnología neoliberal no es tanto que los sujetos trabajen para satisfacer necesidades básicas (comer, dormir, abrigarse, descansar) y adquirir objetos materiales (cosificados como propiedades), sino que se “capitalicen a sí mismos”, esto es, que logren “invertir” en ámbitos inmateriales como la belleza, el amor, la sexualidad, el conocimiento, la espiritualidad, las buenas maneras etc., pues tales inversiones contribuyen a aumentar las posibilidades de movilidad en una economía cambiante y despiadada”43
Hacia Mayo de 1987 se publica en Bogotá el primer número de la Revista Mujer ejecutiva. Su editor Antonio Schieferi, un estudioso de sistemas computacionales, afirma que la revista surge como un aparato importante para guiar a las mujeres, quienes sólo hasta la primera mitad del siglo XX consiguieron un papel significativo en el ámbito laboral, en la cultura y en las artes. En este sentido, el proyecto de la revista Mujer ejecutiva busca dirigirse hacia esta “nueva mujer” presentando noticias, guías prácticas, y ayudas para que pueda “asumir los retos modernos con seguridad y confianza”44.
Puede afirmarse que esta revista emerge como una de las publicaciones pioneras que usa un lenguaje dirigido a la mujer trabajadora. Razón por la que será necesario cartografiar las representaciones femeninas erigidas por la revista, de modo que pueda identificarse en el lenguaje usado en diversos artículos una cierta manera de ser mujer empresaria. Para ello será necesario distinguir dos fases constitutivas de las publicaciones seriadas, la primera a cargo de su editor Antonio Schieferi en la que se acentúa la función empresarial de las mujeres como amas de casa; la segunda, dirigida por Sara Gallardo en la que entran en juego la gestión de temas sexuales y culturales como ámbitos específicos en los que las mujeres ejecutivas deben intervenir. Como se verá, tales fases evidencian, si se quiere, dos concepciones diversas (aunque complementarias) de lo que debería significar para las mujeres ejecutivas gestionar su propia vida.
La revista constó de un tiraje bimensual durante los años 1987 a 1990 con un total de 17 números, el costo aproximado de cada revista era de $390 pesos45, la distribución se centraba en Bogotá pero alcanzaba la totalidad del país y el exterior. Como se dijo, puede reconocerse dos fases a lo largo de la revista, la primera se centró en la tensión existente entre la mujer de hogar, cuya prioridad deberían ser el bienestar de sus hijos y esposo, que se veía abocada al mercado laboral y los cargos de gerencia. En esta etapa la revista constó de varias secciones dentro de las que se incluía una editorial, artículos sobre el manejo y el aprendizaje de “trucos” empresariales como la negociación, las nuevas formas de organización y guías sobre la gerencia y el trabajo de oficina. También se ofrecía un curso de computación, una sesión dedicada al cuerpo, al ejercicio físico, a la moda, a la cocina, y finalizaba con notas astrológicas. La publicidad en esta primera etapa representa a la mujer como secretaria, se la relaciona con la papelería, los computadores, todo lo anterior mezclado con publicidad de caldos de cocina, ollas a presión, máquinas de coser, maquillaje permanente, clínicas de estética, formulas para adelgazar, gimnasios. Tal variedad puede interpretarse como una manera de cubrir los aspectos en los que debía esperarse una intervención de las mujeres, estos son, su cuerpo, su alma y sus ideas.
En este primer número se destaca un artículo titulado “Aprenda a negociar”46 (1987) en el que se le enseña a la mujer ejecutiva a ser negociante en la oficina de modo que mejoren las relaciones al interior el trabajo y, de esta manera, consiga mayor éxito y reconocimiento. También debe mencionarse el artículo “La oficina del futuro” donde se vislumbra un nuevo modelo de empresas que no tendrían la necesidad de contar con el espacio físico de las oficinas. Tras esta posibilidad de trabajo inmaterial, como diría Maurizio Lazzaratto, se le sugiere a la mujer ejecutiva recibir preparación profesional para ser más competitiva laboralmente. Además, tal tipo de trabajo se propone como un modelo en el que la mujer no deberá descuidar sus quehaceres como madre y esposa. Después de todo, en cualquier oficina moderna “se mueve la información y no las personas” por el uso de fax, telefax, teléfono, telex y computadores.
Por su parte, el artículo de Maria Kuffmuller47 asevera que la mujer moderna cuenta con nuevos desafíos y oportunidades en las que puede lograr éxito, dinero, prestigio y hasta una familia. Sin embargo, según la autora, estas imágenes modernas son quimeras en las que el éxito puede convertirse en una pesadilla, pues la mujer necesita un hijo para sentirse realizada. En este sentido, se exhorta a la mujer para que transforme su modelo ejecutivo y tome una decisión a favor de la propia satisfacción y felicidad que se encuentran no en el dinero o el éxito, sino en la familia, los hijos y el lugar de esposa.
Dentro de las secciones incluidas en la primera etapa de Mujer Ejecutiva también pueden evidenciarse algunas guías que promovían el moldeamiento del cuerpo. De acuerdo con estos artículos, la imagen de las mujeres debe transformarse constantemente, en especial si es una mujer trabajadora y que necesita estar siempre llena de energía y radiante. Lo anterior se logra mediante ejercicio, el seguimiento de una dieta correcta, el uso de buen maquillaje y el corte de pelo adecuado, todos estos procesos se muestran como intervenciones realizables con disciplina y auto gestión.
Para persuadir a las lectoras de que a partir de una vida ejemplar decidan intervenir en sus cuerpos, uno de los artículos usa el ejemplo de una supuesta mujer bogotana anónima cuyo sueño de infancia de ser modelo se vio frustrado a causa de su mal logrado aspecto físico. Ante tal obstáculo, tal mujer jamás logró un cargo diferente al de recepcionista de una agencia de modelos de segunda categoría. La forma en cómo la mujer logró “superarse a sí misma” fue con la realización de una serie de ejercicios físicos llamados “el método María”; una vez intervino en su cuerpo la mujer logró convertirse en ejecutiva de la agencia de modelos. Este modelo ejemplarizante de superación invita a las lectores a practicar el método de ejercicios con en el que "Los beneficios en su cuerpo no demorarán, notará su cuerpo más firme, con más sustento, con mayor energía y una postura corporal. Y esto es sólo el principio del cambio”
En consonancia con lo dicho, a la par de la modificación corporal debe procurarse el mejoramiento de las gestiones personales. En sentido, el artículo “Círculos de calidad la filosofía Administrativa que conduce al éxito” presenta nueva forma de gerencia laboral por medio de la creación de los círculos de trabajo en equipo, en el que las mujeres ejecutivas propongan la conformación de grupos de empleados participativos en su empresa como un método de autopromoción ante los directivos. A la mujer ejecutiva se le conmina en el recorrido de esta primera etapa a ser una mujer que sea capaz de desarrollar ciertas aptitudes espirituales y corporales, necesarias en el mundo profesional y por medio de una constante superación personal sin que deje de ser “cabalmente femenina, pareja y madre en todo momento”48.
Además de las facultades corporales y empresariales, para los escritores de la revista es necesario crear una tipología de las capacidades que son necesarias para ser una verdadera mujer ejecutiva, estas son: saber dialogar, ahorrar tiempo para cumplir con todas las responsabilidades, alimentarse, dormir, vestirse, movilizarse, realizar las labores domésticas, esparcimiento y tiempo libre, enamorarse o no. Se aconsejan terapias frente a enfermedades como la depresión, se insinúa cómo actuar ante enfermedades como el SIDA, o realizar ejercicios para tonificar y prolongar la vida. Se usan con frecuencia metáforas en torno al el éxito personal, profesional y corporal de modo que se invite a las mujeres a encumbrarse en la escala laboral tras una intervención sobre sí misma en sus afectos y en sus actitudes: La mujer ejecutiva debe conocerse a sí misma, realizar ejercicios para incrementar su paciencia, ser cortés para aumentar su capacidad directiva, leer, para ampliar el valor de su trabajo y aprender de otras experiencias. La mujer ejecutiva necesita poseer y desarrollar ciertos atributos que “le destaquen entre los demás a fin de alcanzar el éxito”. Para ser más productiva, sin abandonar su papel como esposa y madre, es necesario tener en cuenta que esta movilización de los afectos se acompaña de una cierta forma de vestir, de usar determinadas joyas y ciertos materiales. La “moda ejecutiva” dota a la mujer de elegancia extra, le da destreza, distinción, el coraje necesario a un espíritu innovador o casual necesario para cualquier momento de la vida.
Esta movilización de los afectos necesita un tipo de corporalidad, así el psicólogo Orlando Urdaneta49, en el artículo “El síndrome de la mujer trabajadora”, identifica algunas de las características más frecuentes de la mujer trabajadora, definiéndola como “tímida tensa aprensiva y particularmente sensible a las opiniones de los demás”, especialmente de sus compañeras de trabajo con quienes, por lo general, tiene una pésima relación interpersonal. La tensión la hace distraída lo cual le genera olvidos en sus relaciones canónicas o familiares. Esto genera, según el autor, consecuencias sobre el cuerpo de la mujer tales como fatiga, irritabilidad, una gran tristeza, propensión al llanto, crisis depresivas e inseguridad, enfermedades sicosomáticas como gastritis, ulcera, Colón, taquicardias y palpitaciones. Según el psicólogo, el sistema educativo no le ha brindado a la mujer una oportunidad para que tenga disciplina física y mantenga un estado de salud aceptable o le permita la práctica frecuente de algún deporte para evitar las adversidades de la vida moderna. No obstante, en la mujer ejecutiva Número 350 se afirma que la persona perfecta de personalidad áspera es un caos para la empresa, se necesitan personas dóciles a la autoridad y a las órdenes en definitiva que sepan obedecer y a la vez proyectarse.
Si la mención a las gestiones necesarias para que la mujer ejecutiva sea exitosa en el ámbito familiar y laboral abunda en la primera etapa, la segunda tendrá un acento más fuerte hacia las modificaciones intelectuales que debe tener en cuenta la mujer ejecutiva. Esta fase inicia con el fascículo de mayo de 1988, allí se abandonan los temas considerados “banales” y aumentan los espacios dedicados a la literatura, a noticias de coyuntura, a espacios relacionados con el manejo de las finanzas. También se escribe un mayor número de artículos ejemplarizantes en los que se entrevista a un determinado grupo de mujeres declaradas “ejecutivas” para que cuenten su historia de vida y aconsejen a las lectoras sobre el mundo laboral femenino y la alta gerencia.
Es notorio que esta etapa dedique un espacio exclusivo a la sexualidad femenina y al cuerpo femenino, relaciones satisfactorias, experiencias diversas sobre la sexualidad (por ejemplo en el número 14 de la revista analiza el lesbianismo menos como una enfermedad y más como una forma de desarrollar libremente la sexualidad), aunque se mantiene la sección dedicada a la cocina, a la moda ejecutiva, y la astrología. En los artículos de esta segunda fase, se acude a lo que la editora considera el “punto de vista objetivo” “donde se deja de lado los tratamientos frívolos, y triviales recurriendo a investigaciones científicas que contribuirán, positivamente al mundo intimo de nuestras lectoras”51.
De lo anterior se tiene que, tras el cambio de editora, la revista transforma su enfoque y usa ejemplos históricos y culturales para subvertir los modelos “tradicionales” de feminidad asociados con el hogar. Así, la revista número 10 está dedicada a Manuela Sáenz, presentada como una luchadora que contravenía la conducta femenina de su tiempo, este personaje le sirve a la autora para invitar a las mujeres de la generación actual a transcender su rol social como madre, como reproductora biológica para convertirse en el centro de la producción social.52 Este nuevo enfoque, al parecer, fue recibido con gran entusiasmo por sus lectores, tal como lo constan algunas de las cartas enviadas a la editorial y cuyos fragmentos se exponen en diversas entregas.
En este marco sobresale un artículo que describe la identidad de una mujer ejecutiva: “Identidad de la mujer ejecutiva. Quién es, Qué hace, Cómo actúa, Qué piensa”. En este caso se presentan las entrevistas correspondientes a una gerente administrativa, a una presidenta de una asociación, a una directora de oficina bancaria y una rectora de un jardín infantil. Después de sus historias de triunfo y éxito, algunos profesionales analizan los aspectos que, a su parecer, constituyen el carácter y la mentalidad de la mujer ejecutiva. La doctora Gloria Restrepo, médico y psiquiatra, afirma que la mujer ejecutiva debe desempeñar varios roles como madre, esposa, trabajadora, hermana, hija, en el trabajo se caracteriza por que todo el tiempo “debe prepararse, ser capaz y ser ella misma”53. Mientras que para Eduardo Villar Concha, psicoterapeuta de la Universidad Nacional, la mujer ejecutiva es definida como la mujer que hace parte de una clase social en ascenso y que ingresa a un mundo que le da poder, o puede ser una profesional que sobresale de las demás ya que tiene “una actitud, un estilo, un lenguaje”54..
Esta segunda etapa de la revista trata de representar a la mujer ejecutiva como profesional y creadora e independiente, mostrándole unos caminos diversos al “eterno femenino” la casa, la reproducción, el marido55. En este mismo sentido, resalta el número 14 de la revista centrado en el tema de la sexualidad femenina, la autosuficiencia y la autonomía, superando los esquemas sociales y las misiones educativas de la sociedad para “involucrar sus cuerpos y sus mentes en un goce que, hasta hace poco, era vedado”56. Después de todo, la mujer que trabaja adquiere su verdadera identidad como mujer por medio del trabajo y logrando la independencia económica, considerando sus capacidades en relación con ella misma y no en relación con un hombre57.
Como es notorio, esta segunda etapa acentúa la necesidad de modificar las ideas de las mujeres como un camino necesario para el éxito. Sin embargo, no puede pensarse que existe una ruptura radical respecto a la fase anterior, pues es notorio que se mantiene la dualidad respecto al ámbito familiar y laboral como dos esferas en las que debe habitar la mujer si es que desea enfrentar los desafíos de un mundo cambiante. Es sólo que en este caso, la sexualidad y la necesidad de incrementar el capital intelectual surgen como focos de análisis de los artículos. Con todo, en ambas etapas existe la intención de feminizar el cuerpo, el alma y las ideas de las mujeres ejecutivas colombianas que habitan una sociedad de múltiples conexiones informáticas y en las que se requiere una transformación personal para resonar con tal medio.
En este artículo se intentó rastrear el concepto de neoliberalismo y de empresario de si mismo planteados por Michel Foucault en sus clases del nacimiento de la biopolítica, se propuso una lectura clásica del fenómeno Neoliberal y como complemento a ésta, una lectura genealógica. Igualmente se caracterizó el imperativo ser empresario de uno mismo y se mostró su funcionamiento a finales de los años 80 en una publicación que puede ser considerada marginal por expertos y académicos pero que, por su especificidad y tiempo de aparición, sirve para ilustrar (desde luego no en su totalidad) la emergencia del imperativo neoliberal en esta revista perteneciente a la llamada “prensa ligera”.
Quedan abiertos diversos caminos, como estudiar con mayor profundidad la publicidad usada en la revista y el consumo y la forma como la primera moviliza los deseos y los afectos. Como lo plantea Maurizio Lazzarato, la publicidad y el consumo ofrecen un “mundo” la adherencia a un universo en el que la publicidad como una máquina de expresión constituye una solicitud una petición que a la vez expresa una evaluación sobre uno mismo, sobre los demás y sobre el mundo. Es decir, la publicidad incita a adoptar una determinada forma de habitar, de sentir y de ser en el mundo “es decir, adoptar una manera de vestirse, una manera de tener un cuerpo, una manera de comer, una manera de comunicar, una manera de habitar, una manera de desplazarse, una manera de tener un género, una manera de hablar, etcétera.”58 Así, la publicidad distribuye a nivel social maneras de sentir para solicitar maneras de vivir, utilizando los términos del filósofo Peter Sloterdijk –aunque no en el mismo sentido que lo hace el autor- realizar una operación sobre si mismo, para superarse indefinidamente. Hoy se le pide al individuo diversas "mejoras de si mismo" sin límite, en busca de su autorrealización. Estas formas de vida expresan formas de afectar y ser afectado en el alma que terminan encarnadas en el cuerpo. Estos cambios, inicialmente “incorporales” producen un cambio de sensibilidad.
Para cerrar, o mejor,
abrir otros caminos posibles se hace necesario recordar las palabras
del profesor Maurizio Lazzarato:
El capitalismo contemporáneo no llega primero con las fábricas. Éstas llegan después, en caso de que lleguen. El capitalismo llega primero con las palabras, los signos, las imágenes. Y, hoy, estas máquinas de expresión no anteceden únicamente a las fábricas, sino también a las guerras59.